Capítulo 37 (E)

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La señora Luci junto a su esposo llegaron hace dos días a la manada, pidieron ver a su hijo, pero al estar en su habitación no pudieron entrar. Irónico porque ellos son el Alfa y la Luna con mayor poder.

Marcía me acompaña hasta el terminó de las escaleras del último piso con la bandeja con comida y la medicina extraña, al llegar a la habitación tengo la esperanza que este despierto y no durmiendo, pero siempre esta sobre la cama sin indicios de despertar.

—Gracias, Marcía —recibí la bandeja.

—Cuando despierte nos avisa, por favor.

Asentí girando sobre mis talones, caminé por el pasillo hasta llegar a la puerta, la abrí como pude y entré cerrando con el pie.

—Tengo informado que nadie puede entrar en este piso —su gruñido débil llamó mi atención de forma brusca.

Su brazo tapaba su rostro y de su garganta se escuchaban gruñidos bajos.

—Dejo tu comida y me retiro entonces —caminé hasta el velador.

Quitó su brazo y me miró sorprendido.

—Te curas la herida solo —giré dispuesta a salir de la habitación.

—Espera —habló a lo bajo—, no pensé que fueras tú, lo siento, cachorra.

Me giré volviendo a mirarlo.

—Dijiste que nadie tiene permitido subir y no creo ser la excepción.

—Si la eres, ven aquí mejor —abrió sus brazos.

Alcé una ceja y me crucé de brazos.

—Ven, cachorra —hizo un puchero—, quiero un abrazo.

—Deberías recostarte, sentado te dolerá más el cuerpo —me acerqué a él.

—Si te tengo arriba no tendré problema en recostarme —sonrió de lado.

—Estás débil.

—Ven —tomó mi muñeca y tiró de mi cuerpo.

—Te lastimaré si me quedó en esta posición —lo miré.

—Déjame abrazarte —su cabeza quedó en mi cuello y mi cuerpo sobre su regazo.

Gruñó cuando intenté moverme.

—Solo me voy a recostar en la cama — reí divertida por su expresión.

Me recosté a un lado de él, me abrazó y dejó su cabeza en mi pecho, cerró los ojos cuando sintió mis dedos acariciar su cabello.

Después de unos minutos su respiración se volvió calmada y su garganta formaba ruidos extraños que eran poco audibles.

Besé su cabello y seguí con mis caricias, bajé mi mano hasta su mejilla e hice círculos imaginarios detrás de su oreja.

Mi celular vibró sobre la mesa de noche provocando que se moviera frunciendo el ceño sobre mi pecho, estiré mi brazo hasta el celular y contesté antes que se despertará.

Tienes que bajar.

—¿Qué sucede? —pregunté en un susurró.

Llegó algo, te estamos esperando, debes estar aquí —Cam se escuchó un poco preocupado.

—Bajaré de inmediato.

Moví el cuerpo del moreno despacio y me levanté con cuidado, gruñó y abrazó la almohada en la que había estado segundos antes.

Abrí con cuidado la puerta y bajé rápidamente, al llegar estaban los chicos con sus parejas y la señora Luci con su esposo.

—Harry, informa —Sean lo miró.

Luna Negra [El Comienzo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora