Capítulo 56 (E)

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Flores adornan la tumba de Camille junto a ella la lápida del señor Mayer. La manada está a oscuras en forma de luto.

Días han trascurrido desde sus pérdidas, se aproxima el día de dejar el luto a su ex líder e hija menor, pero el dolor sigue intacto como el primer segundo donde comenzaron a enterrar su ataúd.

Toqué el hombro de Cam, estaba arrodillado frente a la tumba de su amada sin despegar la vista de las letras, sus ojos estaban hinchados y sus ojos rojos, su cabeza reposo en mi costado, sollozó ocultando su rostro en una de sus manos.

Me miró limpiándose el rostro, se levantó con mi ayuda y miró al tercer piso, volvió a mirarme.

—Sube y acompaña al Alfa —murmuró decaído—, no ha salido de su habitación y eres la única que permite a su lado.

—Me llamas cualquier cosa —murmuré.

Tomé su nuca y agaché su rostro, besé su frente y chocamos la punta de nuestros meñiques, trató de sonreír sin tener éxito alguno.

Giré sobre mis talones y comencé a caminar a la mansión, el camino fue en silencio, no como otras veces en las cuales los niños se escuchaban gritar y las madres regañar detrás de ellos, todos estaban en sus casas y otros cerca de las tumbas.

Las chicas estaban con sus mates en sus respectivas casas, Zali estaba en la mansión junto a Sean y su madre, mi lobito se ha encerrado en su habitación desde el entierró y no ha permitido que nadie suba ni que lo llamen.

—Alexia —escuché la voz de Zali—, la señora Luci pregunta por ti —se detuvo a mitad de la escalera.

Asentí y comencé a caminar detrás de ella, subimos la escalera y caminamos hasta el cuarto de la señora Luci, entramos, madre e hijo estaban abrazados llorando, me acerqué a ellos junto a Zali, Sean se alejó y abrazó a su mate.

—Mi hijo —murmuró en un sollozo.

—Iba camino a la habitación — murmuré.

—Cuídalo —sollozó—, no quiero perder otro hijo, por favor.

Asentí sin saber que decir, la miré por última vez y me retiré de la habitación. Era extraño hablar con alguien sobre este tema, no sabia que decir, me duele la muerte de Camille de una forma en la que no puedo expresarlo, simplemente me siento apagada.

Miré el piso mientras subía hasta el tercer piso, toqué la puerta sin obtener respuesta, entré preocupada, analicé la habitación y no había rastro de mi lobito.

—Dexter —lo llamé alarmada.

No obtuve respuesta, corrí al baño sin encontrarlo, busqué en el armario y tampoco lo encontré, me alarmé y bajé corriendo.

—Luna —el guardia me llamó.

Pasé corriendo por su lado, corrí fuera de la manada y traté de avanzar lo más rápido posible, mi respiración ya se había agitado y sentía el corazón en la mano por correr, tropecé un par de veces en mi camino y provoqué algunos rasguños con algunas ramas.

Comencé a ver la entrada a la cabaña, corrí lo más rápido que mis piernas em permitían, entré a la cabaña sin tocar.

—Dexter —hablé agitada.

Fui a la habitación, al abrirla no lo encontré, seguí con el baño y tampoco estaba, caminé a la cocina sin encontrarlo, vi la sala y un bulto en el sillón, caminé cautelosa y lo abracé por la espalda.

—Lobito —susurré al abrazarlo.

Sus sollozos inundaron mis oídos, rodeé el sillón y me arrodillé frente a esté, busqué su rostro y acaricié sus mejillas con mis dedos, me miró, su nariz roja y sus ojos hinchados.

Luna Negra [El Comienzo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora