Luna Negra [El Comienzo...]

Capítulo 10 (E)

—¿Qué parte de que NO quiero a esa humana en esta manada no entendiste?.

—Es mi amiga, hermano —la chica sollosó—, es la única chica que esta junto a mi sin interés alguno —su voz se alzó—, todas las otras chicas me usaban para llegar a ti, solo eras tú y nadie más —sollosó deteniéndose de hablar—, es la única amiga que ignora el hecho de que mi hermano sea el más poderoso — susurró levemente.

—Es una humana —gruñó furioso.

—¿Y?, es persona —volvió a alzar la voz—, es una simple persona que puedo asegurar tiene mejor corazón que tú

—¡Basta! —su grito paralizó a todos los que estamos detrás de la puerta—, suficiente he tenido contigo —habló más calmado pero su voz suena diferente—, te vas a tu habitación y esa niñata se larga de mi casa.

—Entonces déjame llevarla a mi casa, hermano —suplicó.

—No.

Maldito ogro sin sentimientos.

—Me iré con ella.

Hice una mueca al comentario de Camille.

—Te iras a tu habitación ¡ahora! —volvió a gritar mientras los chicos se miran entre ellos.

—¡Bájale la voz a tu hermana! —entré al despechado bruscamente.

—¡¿Tú?! —se levantó de su escritorio con las manos afirmadas en este.

—Piensa un poco en tu hermana y deja de lado el estúpido odio o repulsión, la mierda que sea que me tengas —me acerqué al escritorio.

Siento como los chicos murmuran un "No Alexia" mientras me tratan de tomar de los brazos, me solté bruscamente a medida sentía sus manos, sus voces suenan demasiado nerviosas.

—¡¿Ustedes que hacen con ella?!.

Los pasos de los chicos se detienen de golpe ante el grito del Alfa.

—Alfa —murmuran todos.

—Nosotros...

—Lo que sucede...

—Es que...

—Perdo...

Cada uno dijo palabras que no lograban terminar.

—Lo que hacían ellos conmigo o con cualquier persona es asunto de ellos — miré al moreno.

—Di claramente la orden de alejar a esta chica —me ignoró y miró detrás de mí.

—Lastimosamente, Alfa tostado, tu manada me ama.

Entrecerró los ojos y frunció sus cejas.

—Me importa un completo rábano, humana —rodeó el escritorio—, te quiero fuera de mis territorios o doy orden de caza hacia ti —su sonrisa se volvió cínica.

—Alfa eso sería demasiado extremo — uno de los chicos murmuró nervioso.

—¡Silencio!.

—Deja de gritar por los Santos Dioses — lo miré irritada—, tu voz de por sí ya es horrorosa ni me quiero imaginar lo aburridos que tienes a tus hombres.

—No me controlaré esta vez humana — caminó de forma amenazante hasta quedar delante de su escritorio con su mirada en mí.

—No me vengas con tus amenazas chucho —caminé hasta él—, le subiste el tono de voz a TU hermana, le faltaste el respeto a tus hombres que son los que se parten la espalda para proteger la tuya ¡y por obligación!.