Capítulo 41 (E)

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El caos se asoma en el momento menos esperado, después de esas carcajadas sin control o incluso durante ellas. El final es lo peligroso y tenebroso de la situación.

—Llama a Damon que de algo sirva el estúpido contrato.

—Alfa, la manada esta asustada, las madres no quieren que sus hijos salgan.

—Por ahora los niños pueden permanecer en sus casas. De hecho, es una orden, ellos deben permanecer en sus casas —hablé antes que mi lobito—, la amenaza ha ido por los más débiles, no podemos permitir que más niños pierdan la vida por un rato de diversión.

—Luna, los niños se aburren muy rápido y sus hermanos mayores están entrenando junto a sus padres.

—Tengo una tarea para Camille y Cam —ambos se miran y asienten—, anunciarán una lista, entre amigos los niños vendrán a la mansión y tendrán una tarde en juegos con la señorita Camille y el joven Cam —los miré—, ¿pueden con los pequeños?

—Por supuesto, Luna —Cam me miró sonriente.

—Me encantan esos niños, claro que sí —Camille habló sonriente.

—Quiero que refuercen la entrada a la manada, los limites se recorrerán con los cuatro líderes de la manada —miré a Dexter—, el Alfa designara los horarios de guardia y cambio. Por otro lado, las mujeres y hombres que estudian medicina deben estar preparados en caso de guerra.

—El joven John y el joven Sean estudian medicina, ¿qué hacen ellos?

—Son uno de los mejores en lucha, ambos estarán pendientes en la guerra, por último la medicina. John se encargará de su magia, como ya hemos hablado veces anteriores.

—Luna, hay mujeres que quieren luchar.

Miré a Dexter dándole la señal para que él se encargué de ese asunto.

—Mujeres sin hijos y mayores de diecisiete años podrán entrenar con la manada —su voz sonaba con autoridad y seguridad—, esto no quiere decir que participaran en caso de guerra, si no están preparadas para ese momento lo que habrán aprendido solo servirá como defensa personal si es de necesitarla.

Las personas presentes asientes, algunos se levantan y se retiran para dar las órdenes a la manada.

—Hijo, déjanos pelear —el padre de mi lobito se levantó de su silla—, estoy viejo pero aun puedo con esas escorias.

—Padre, no dudo de tus habilidades pero te dejó a Camille y a mi madre —su determinación para las decisiones era envidiable—, cuida a los cachorros de la manada. Para ustedes que no pelearan con el resto cuiden de los más débiles.

—Cam —llamé la atención de mi amigo—, en las mañanas si deseas ve a entrenar con el resto de la manada.

—¡Viejo amigo! —las puertas del despacho son abiertas—, me he enterado de lo sucedido.

—Alfa Damon, en breve resumen cinco niños de la manada fueron asesinos y solo entregaron sus cabezas, manadas vecinas han perdido a miembros de sus manadas, niños y adultos mayores.

—Trae a tus hombres, entrenaran ambas manadas juntas —Dexter lo miró serio—, mujeres mayores de diecisiete también entrenaran.

- ¿Saben el porqué de estos sucesos?

—Hasta el momento solo hemos recibido amenazadas —hablé contestando la pregunta de Damon.

—Es por ti, hermanita —Duncan entró al despacho—, perdonen la tardanza me quedé dormido.

—¿Tienes información?

—Ayer por la tarde en los límites de la frontera encontré esto —se acercó a Dexter y tendió una nota—, por lo visto no están de acuerdo con su relación y quieren el lugar del Alfa.

Luna Negra [El Comienzo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora