No puedo pensar en un futuro junto a él, me negué a creer ilusiones de un "en unos años más", pero no logré quitarlo de mi presente, ni del tiempo que trascurrió desde ese día. Aquellos iris celestes me llamaron desde el primer día a una nueva puerta que estaba por ser abierta. Aquel primer abrazo me gritó que tuviera cuidado, cuidado de ese lugar protector que de seguro volveré mi hogar, un hogar que, aunque será quemado me cautivará aun en las cenizas.No logré escapar de él y fui atrapada por sus garras. No me arrepiento, pero si temo a cómo será el final. Aquel libro que abres y captas que las emociones son tan fuertes, que temes al último capítulo, a la última hoja, a esa última frase y a esa última palabra.
Es tranquilizador tenerlo en mis brazos, acariciando su cabello con mis dedos de una forma delicada recostado sobre mi pecho con su respiración calmada y suave, mientras trato de mantener el latido de mi corazón tranquilo, de no hacer presión sobre su cabellera. Y, de esa forma, admirarlo de una forma cálida y protectora.
Al fin y al cabo, nunca tendremos poder sobre la vida y eso incluye los sentimientos, aunque los opaquemos con una mentira estarán presentes y crecerán a escondidas.
Ese celeste, en aquella mirada tan profunda capturó a su acosadora. Una sonrisa cálida se asomó en sus labios y sus ojos aun adormilados trataban de mantener mi mirada.
-Que acosadora se volvió la cachorra -murmuró con la voz ronca.
Sonrió de lado mientras cerraba los ojos.
-Deberías seguir durmiendo.
Mi voz salió tan calmada que temí por mí misma.
-¿Aprecias la vista? -elevó la mirada hasta chocar con la mía.
-No, te vuelves menos odioso.
-Que bonita forma de despertar - murmuró atrapando mi cuerpo entre sus brazos.
Escondió su rostro en mi pecho y gruñó de una forma poco audible.
-¿Se supone que eso fue un gruñido o un ronroneo? -pregunté divertida sin elevar la voz.
-Los lobos no ronronean -habló sobre mi pecho.
-No es creíble si las pruebas indican lo contrario, lobito -besé su cabello y volvió a gruñir.
Detuve la caricia que mis dedos le brindaban a su cabellera, un gruñido más audible junto a un quejido salió de su garganta.
-Mh, sigue -tomó mi mano y la dejó en su cabello.
Su cabeza se comenzó a mover por si sola antes que yo moviera mis dedos sobre su cabello, detuvo el movimiento de su cabeza y dejó que mis caricias fueran voluntarias.
-Deberíamos entrar -seguí con mis caricias a pesar de tener la mitad de mi cuerpo acalambrado-, me duele el trasero de estar tanto rato sentada.
-Llegamos recién no seas exagera.
Se estaba volviendo a dormir.
-Llegamos hace poco más de media hora, has estado durmiendo todo este rato.
-Déjame dormir otro rato -su rostro aún seguía escondido en mi pecho.
-Levántate, lobito, me dijiste que querías hablar conmigo eso no incluía que te durmieras sobre mi pecho.
Gruñó y se levantó dejando su peso sobre sus brazos, levantó el rostro y me dio un beso rápido, se terminó de levantar y me extendió su mano la cual acepte.
-Vamos -habló de forma nerviosa.
-¿Qué tanto misterio?
-Cierra los ojos -me miró serio.
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Luna Negra [El Comienzo...]
WerewolfElla era una chica ordinaria a simple vista, la cual provocó que mi historia y todo aquello que conocía diera un giro completamente inesperado, atrayendo consigo un nuevo mundo y un joven que removería mi ser. Me vi envuelta en un amor, amistad y ve...