Capítulo 44 (E)

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Después de cuatro días Sean logró dar con la ubicación del brujo, hicimos una reunión y mi lobito al enterarse de la situación, por obvias razones, se negó rotundamente, amenazó a Sean por investigar a sus espaldas y desobedecer su orden, pero a los minutos lo felicitó por obedecer a su Luna ¿irónico? ¿bipolar?, sí y sí.

Después de estar planeando nuestros siguientes movimientos, entre quejas, gruñidos, malas miradas y negaciones de mi lobito, logramos dar con un plan limpio y sencillo, nos pusimos manos a la obra. Mi lobito no estuvo de acuerdo y eso lo da a conocer al estar a menos de 20 metros de donde estoy, su mirada esta concentrada en mí y sus ojos rojos se mantuvieron desde que salimos de la manada.

En los sillones busca a un joven castaño, piel bronceada, vestido de negro —Sean habló por el auricular.

Busqué entre las tantas de personas que había en el local, en uno de los sillones había un joven con las características que me había dado, estaba rodeado de otros hombres que iban acompañados de mujeres.

Para asegurarte que es él ve si tiene un anillo en forma de serpiente.

Miré sus manos y confirmé que era él, me bajé de la silla en la que estaba y arreglé mi vestido, escondí bien el auricular con mi cabello, tomé dos copas de vino y caminé cautelosa hasta él.

—Con permiso —hablé con suavidad y educación.

El hombre me miró de pies a cabeza y se acomodó en el sillón.

—¿Qué desea, dama? —su voz era muy suave y elegante.

—Vi que estaba solo y pensé en ver si podría ser de compañía —me agaché dejando la copa frente a él—, y aprovechar a brindarle otra copa —miré la suya que estaba vacía.

Sonreí y volví a recomponer mi compostura, me miró sonriendo, miró la copa e hizo un movimiento con sus manos, el líquido dentro de la copa se movió y luego hizo burbujas aclarando el líquido para luego volver a su color natural.

—Lo siento, dama. Como debe saber muchos desean verme tieso —me sonrió con calidez y se movió a un lado del sillón dejándome un espacio.

Caminé sonriendo de lado, me senté a su lado, crucé mis piernas una sobre la otra.

—¿Me daría a conocer su nombre, dama? —paso un brazo por el respaldo del sillón y se acercó a mi oído.

Sonreí antes de responderle.

—Me agrada el apodo "dama" —lo miré.

—Interesante —sonrió de lado—, ¿y de dónde viene?.

—No tengo un lugar exacto, si la vida me da una dirección la camino y doy con un destino —tomé un poco del vino que había en mi copa.

—Humana —me examinó y sonrió—, me gusta como se le ve el azul marino.

—Gracias, es mi color de la suerte en cuanto ropa —devolví la sonrisa.

—Buen gusto.

—Te dejamos solo, que tengan buena velada —los hombres se levantaron.

En su cuello se ilumino una especie de tatuaje, los miré extrañada y me despedí después de ellos.

—Veo que no sabes a que se debe esa marca ¿no? —su cuerpo apuntó a mí.

—Me sorprendió decir verdad.

—Es la marca que tienen los brujos titulados.

—¿Titulados?

—Los brujos "mayores" por así decirlo, aquellos que pueden desde ver el pasado hasta predecir un futuro muy lejano.

—¿Puede predecir el futuro? —lo miré con interés.

Luna Negra [El Comienzo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora