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Su relación era bastante estable y comprometida el uno con el otro durante largos años de haber salido juntos. Es por eso que decidieron tomar un gran paso; convivir.
Katsuki vivía solo desde hace casi dos años, adoraba tener su propio espacio en sí, y siendo ya un adulto el cual había ahorrado para tener un sitio de su propiedad.
Bakugō no tenía ningún problema en que su novia se mudara junto a él —es más, estaba emocionado por ello, aunque no lo demostrara.— pero sus normas acerca de la limpieza, orden y horarios; eran estrictos.

Ambos se organizaron para obtener el mismo día libre, así ordenar las cajas que Hanabi poco a poco apilaba en la gran sala principal que estaban llenas de sus cosas.
Quizá sonaba algo vergonzoso, pero hasta hace unos días seguía viviendo con sus padres. Jun y Asami no andaban mucho por la casa, solo su perrito el cual también empezaba sentirse solo al no haber nadie alrededor.

Afortunadamente, la cama de Dynamight era enorme, pues aunque descansara solo la mayoría del tiempo, para Katsuki era un deleite dormir en las nubes y que su cuerpo estuviese relajado. Considerando también la naturaleza de su pareja al momento de descansar, pensó solo en ella cuando eligió la cama en donde dormían juntos de vez en cuando.
Sin embargo, fue una gran discusión entre ambos sobre las habitaciones.
Katsuki se rehusaba a dormir separado de Yoshida, y la misma no quería incomodar al cenizo pues ya le brindaba un techo en sí.

—Muchas gracias por aceptarme aquí.

—Es la milésima vez que me agradeces. —bufó Bakugō.— Ya te lo dije... Debimos haber hecho esto antes.

Desde hace mucho le enviaba indirectas sobre convivir, pero ninguna era captada hasta que se lo dijo explícitamente.

La felina sonrió, dejando una de las cajas encima de la gran cama matrimonial. Desempacar con Katsuki era no tener descanso y sin distraerse durante el proceso.

—Lo sé, lo sé... Solo que no estaba tan lista. —acarició su propia nuca en muestra de fatiga.— Lo siento.

—Tonta, tampoco podía obligarte a vivir conmigo, por eso lo hablamos...

Bakugō caminó hasta ella con un vaso de agua, rodeando con el brazo libre su cintura.

—Estoy feliz de vivir contigo, Katsuki. —sonrió ligeramente, teniendo entre manos el envase que su pareja le había proporcionado hace unos instantes.

El sonido de un beso sonoro en su hombro izquierdo logró que se sonrojara, riendo con suavidad mientras los labios del mayor iban formando un camino hasta su rostro.

—Quedan unas pocas cajas, así que podremos dejarlas para mañana por la noche.

Katsuki también estaba algo cansado de ir y venir de un lado a otro, así que un descanso no les haría mal a ambos.

𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora