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Quirkless/Band AU—!


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Shōto Todoroki era una pésima pareja. Y, a pesar de no estar con él, ni relacionarse mucho con el bicolor, Bakugō se daba cuenta de ello gracias al estado de ánimo en el que se encontraba la segunda voz de su banda.

Jugó con las baquetas en sus manos, girándolas en el aire mientras escuchaba a Jirō indicarle a la azabache los errores que estaba cometiendo.

—Está bien, lo lamento... Me siento un poco cansada.

La más baja palmeó la espalda de la azabache, dándole ánimos y apoyo.

—Tranquila Yoshida, hay que descansar un rato.

Todos asintieron cuando la joven de mechones morados dijo eso, y salió de la habitación junto al rubio que moría de hambre. Por otro lado, Tokoyami se sentó a un lado mientras revisaba su teléfono.

—Oye, Yoshida.

El pelirrojo la llamó, notando que su amiga estaba decaída.
Bakugō se limitó a ver lo que estaba pasando, volviendo a jugar con las baquetas de la batería sin decir alguna palabra.

Kirishima analizó a la muchacha, y dedujo que se trataba del mismo estúpido de siempre.

—Todoroki.

Hnabai suspiró apenada.

No había ni un mensaje de él, ni una llamada, mensaje de voz o un rastro. Era simplemente así, solo la buscaba cuando él la necesitaba, era así como la de ojos ámbar salía de su apartamento en plena madrugada, y caminaba hacia el de Shōto.

Bakugō alzó las cejas, sacando su teléfono para revisar las redes sociales de quien se estaba hablando, discretamente, notó cómo él había subido un par de fotos hace a penas unos minutos, y no se dignaba a escribirle algo a la segunda voz de la banda.
En sí, no eran pareja, pero la ilusión de la chica era como si fueran una, y es porque el heterocromático siempre la confundía con palabras.

—Maldición. Debes dejar a ese tipo ya.

Kirishima pasó una mano por su nuca, suspirando con cierta pesadez cuando dijo aquellas palabras.

—Si... Lo sé.

Prendió su celular, notando que no había ninguna señal del susodicho, volvió a guardar el aparato en uno de sus bolsillos.

—Por ti; pico, mato y descuartizo preciosa. Dime dónde vive para que ya no te haga sentir mal.— dijo el de cabellos rojos mientras rodeaba con un brazo a su amiga, y con el otro se señalaba a sí mismo.

El cenizo bufó al escuchar aquello de los labios de su amigos. Pues, ¿quién no?

Yoshida era una de las personas más serenas, amables y bondadosas que había conocido a lo largo de su vida. Por esa misma razón, le jodía mucho que el niño rico y arrogante la tratara de esa forma.

𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora