𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬

074----.

[💥]

Sus labios temblaron al sentir el fuerte tirón de su cabello hacia el piso. Himiko le había realizado varios cortes, pero Dabi se había encargado de hacerla doblegarse por completo, era él quien había hecho que se arrodillada.

Todo el campamento estaba en llamas azulinas, su cuerpo entumecido por llevar su quirk al límite.

---¿La matamos?---la rubia sonrió, colocando uno de sus cuchillos en la garganta de la azabache, quién solo tragó saliva y sudó frío.

---No, llevémosla. ---Hanabi se removió, pero fue en vano, la mano del villano era fuerte y ella estaba tan débil.

---Nunca ganan, nunca lo harán... Tampoco esta vez. ---miró al mayor de los tres, sin recibir respuesta, la aventó al piso sin cuidado alguno, poniendo su bota encima de la cabeza femenina, aplastándola y haciéndola llorar.

---Estás tan débil para siquiera moverte, solo das lástima. ---volvió a sujetarla de la cabellera, alzándola a la par que Dabi se arrodillaba. ---Perdieron.

Sus cuatro compañeros aterrizaron sobre uno de los villanos, también estaban mal heridos, Midoriya tenía los brazos amoratados, Todoroki y Bakugō tenían sangre en sus rostros, y Shōji estaba casi igual que Izuku.

A la muchacha la tenían cual trapo, no podía estar de pie, apenas se mantenía despierta, la pérdida de sangre, el cansancio y golpes le cobraron factura muy a su pesar.
El cenizo notó la figura de la chica, cual era sostenida por Dabi para que así no pareciera.
Ni siquiera supo en qué momento ya estaba impulsándose por sus explosiones para llegar hasta ella, gritando desde lo más profundo de su ser.

No lo permitiría.

No, ella no.

---Katsuki... ---balbuceó a duras penas, notando cómo se Kurogiri hacía uso de su quirk para poder salir de ahí de una vez por todas.

Una bola de fuego color cielo recibió cómo respuesta, no fue impedimento para él, mas sí un desequilibrio. El hielo se sintió tras su cuerpo, dando a entender que el bicolor lo seguía.
Y es que era así, ya no le importaba quién la salvara, solo quería arrebatar a su novia de las sucias manos de Dabi, quien sonreía con una burla inimaginable