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KeiHana.

[💥]

El rubio pasó la yema de sus dedos por el hombro de la pelinegra, para luego dejar un suave beso en el mismo.
La menor sonrió, sintiendo cómo el pecho de su pareja se apegaba a su espalda, su cuerpo estaba muy cálido, siendo también cubierta por aquellas plumas rojizas que el mayor poseía.

—Hola...— el héroe de seudónimo Hawks, ahora la abrazó por la cintura, si tiendo el desnudo abdomen de su amada.

El rubio había sido algo criticado por la relación que llevaba con aquella muchacha, pues era menor por casi cinco años. Ella veinte y él veinticinco

—Hey...

Hanabi sonrió al sentir la revoltosa mano de su pareja bajando descaradamente. Le encantaban los días de descanso junto a él, todo el día era estar en cama, lleno de mimos y caricias, comidas caseras.

—Ven.

Las alas rojizas atrayeron a la pelinegra hasta arriba del mismo, regalándole besos por todo el rostro y cuello. Takami no pudo contenerse.

La amaba.

La adoraba demasiado y daría toda su vida si de ella se tratase.
Los gemidos de la menor empezaron a hacerse presentes, sintiendo el movimiento de las caderas de su contrario, quién la sostenía con fuerza de la cintura, mientras que con la otra mano jalaba levemente de su cabello hacia atrás.

No podía pedir a otra persona en su vida, Keigo era todo lo que necesitaba, era todo su amor.
De un momento a otro, ahora ella estaba debajo, enrollando sus piernas a las caderas del rubio, quién se atrevió a poner ahora, una mano en el cuello de la chica.

—Eres mía.

Sintió más calor en ella, Hawks nunca había hecho o dicho eso cuando tenían sexo. Compartían el mismo gusto en que él sea el dominante.

El celular de la heroína empezó a vibrar en la mesa de noche, la misma giró su vista hacia el mismo, pero no era soltada por el mayor, quién sin dejarla escapar, aumentó la fuerza de su movimiento, teniendo toda la atención de la fémina.

—No mis alas, niña. N-No mis alas...

Gimió Keigo al sentir los dedos su amada pasando por ahí, se volvían demasiado sensibles a la hora de tener intimidad, y Hanabi lo sabía, era estimulante para él.

Una nalgada y un gemido de ella sonaron en la habitación.
Sintiendo el vaivén más rápido.

—Te dije que no. —Hawks se sintió bendecido al verla de esa manera, sintiendo como su espalda se doblaba por el placer, y las lágrimas por el mismo, salían de los ojos de su pequeña.

 —Hawks se sintió bendecido al verla de esa manera, sintiendo como su espalda se doblaba por el placer, y las lágrimas por el mismo, salían de los ojos de su pequeña

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𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora