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+18(?—!
Continuación 027


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El tiempo de Katsuki se iba en admirar a su pequeña, quien dormía plácidamente en la cuna de colchas blancas. Recostado en las barandas de la misma, mientras le acomodaba los poquísimos cabellos cenizos que crecían en su cabecita. 

Su trance se acabó al sentir el cálido beso en su mejilla por parte de su esposa.
A los pocos meses que nació Yukiko, llevaron a cabo su boda. Todo fue asombroso, tranquilo y un momento que no olvidarían nunca, el cual fue hace muy poco.

Las fotos enmarcadas demostraban el hermoso recuerdo, y los dorados anillos reluciendo en mano de cada uno eran el símbolo de su amor eterno.
Yukiko ya estaba por cumplir los cinco meses de nacida, Katsuki llevaba la cuenta en un calendario al igual que su esposa, nunca se perdía un mes más de vida de su hermoso retoño durmiente.

—Aún la sigo viendo tan pequeña. —susurró Bakugō, mirando a Hanabi quién sonrió y le proporcionó cariños en la mejilla.

—Dame un beso.—la azabache hizo un pico gracioso, y fue bien recibida con su petición, sintiendo los brazos del amor de su vida rodearla. —Ven.

Salieron de aquella habitación, cerrando la puerta con sumo cuidado para que la pequeña Bakugō no se despertara. Tomados de la mano, Yoshida lo recostó en el sillón, subiéndose ella encima y colocando sus piernas a cada lado. Bakugō hizo una mueca de sorpresa ante ello, sosteniendo por reflejo la cintura de su mujer.

Hace mucho no tenían "acción", se habían avocado a los cuidados de su bebé, las tareas del hogar y otras actividades cotidianas, pero más que nada a Yukiko, un bebé no era asunto de tomarlo a la ligera.

 Los movimientos circulares hicieron efecto en Bakugō, quien tembló ante ellos, la atrajo hacia él para besarla, pasando la yema de sus dedos por debajo de aquel suéter rosa pastel gigantesco, seguido de un recorrido por los muslos de la menor. Siempre le gustó que llevara faldas, aunque odiaba que los hombres de otros lados la miraran con morbo o soltaran comentarios al respecto; Bakugō siempre estaba dispuesto a pelearse.

Si su chica estaba dispuesta a vestirse como mejor le plazca, Bakugō estaba dispuesto a madrearse con cualquiera que le faltara el respeto.

—Extrañaba esto... —susurró Katsuki, llegando hacia la ropa interior de su pareja, quien atacaba el cuello del cenizo, mordiendo y lamiendo a su antojo. Provocando en el mismo, gruñidos y jadeos sonoros.

Se separaron un momento para que Hanabi se deshiciera de sus bragas, y Bakugō se bajara el pantalón junto a la ropa interior,
El imprevisto y húmedo tacto de su lengua en su virilidad lo hizo suspirar, sintiendo un vaivén, movió sus caderas junto a la cabeza de su contraria, poniendo la mano en su cabellera, jalando con delicadeza y tirando su propia cabeza hacia atrás por el placer inminente.

𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora