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Bakugō conducía en silencio, sin siquiera apartar la vista del camino, y eso solo sucedía cuando la pareja tenía un desacuerdo.
Hanabi jugaba con sus pulgares que estaban en su regazo junto a los dulces del babyshower, mas algunos cartelitos de la misma celebración. A la par que miraba por la ventana.
—¿Cuánto tiempo? —habló Bakugō por primera vez en mucho tiempo.
—¿Ah? —se giró a verlo, diferenciando el perfil que posesía iluminado por las luces de los autos al pasar por la carretera.
—El... Bebé. —carraspeó.
—Uh... Hace casi dos semana me hice el test, y salió positivo...—contestó empezando a pellizacar sus propios dedos y la parte posterior de su mano.—¿Estás molesto?
Preguntó viendo como aparcaban el auto afuera de la cochera.
El cenizo suspiro soltando el volante y recostándose en el respaldar del asiento. Se giró para verla.
—Estoy... Sorprendido, lo dijiste en un momento tan... —hizo un ademán con sus manos— Y no me lo dijiste cuando te enteraste. —frunció el ceño.
—Perdona. —susurró acercando una de sus manos a la mejilla de su prometido. —Cada vez que tocaban el tema de ser padres... Te ponías incómodo.
Bakugō volvió a suspirar, apegándose más a las caricias de Hanabi, mirándola directamente a los ojos ámbares.
—Cada vez... Que me imagino una familia contigo, me pongo nervioso. ¿Si no soy un buen padre?
Yoshida sonrió a la par que se quitaba el cinturón y se subía como si nada al regazo del cenizo como si nada.
—¿Qué haces? -pregunta Bakugō quitando los cabellos de la chica de su propio rostro.
—Serás el mejor padre que haya visto... —sonrió acariciando su vientre.—Mis padres aún no están enterados.
A Bakugō casi se le sale el corazón por la boca.
—¿Crees que los tuyos se enojen? —preguntó abrazándolo.
Él bufó.
—La bruja me ha pedido un nieto desde que éramos novios en la academia... Siempre me decía el número de nietos que quería.
