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[***]
Amor.
Lo que sentía él.
Al mirarla sus ojos brillaban. Al pensarla, su corazón se aceleraba. Y para ser una persona amargada y hostil, la felicidad florecía en su interior con solo escuchar su nombre.
"Fuegos artificiales"
Era el significado de su nombre, y le iba bien.
Sentía esos fuegos artificiales en él cuando pasaba las tardes en compañía de la ojos oro.
-El atardecer me parece muy bonito.
Dijo la japonesa, apoyando ambos antebrazos en aquella baranda que la separaba del precipicio.
Katsuki se giró para verla.
Esa imagen nunca se le borraría de la mente.
Aquella chica mirando al cielo, y los cabellos negros bailando con el aire que corría a esas horas junto a los colores de un atardecer coqueto de fondo.
¿Qué hice para merecerte?
Se cuestionó el cenizo sin despegar su mirada de aquella jovencita. Hanabi no era aquella chica sobresaliente de academia, era transparente con las personas.
Aquella escencia, a decir verdad, capturó a Bakugō. Y sin darse cuenta, cayó en la conclusión de que se había enamorado de la joven.
-Si, es muy bonito.
Respondió el de ojos rubí, mirando hacia el mismo lado que su compañera.
-Sé mi mujer.
Habló el mayor.
-¡¿Qué?!
Exclamó su contraria con los lentes fuera de lugar, y las mejillas coloradas.
-Que seas mi mujer. -giró su rostro para verla a los ojos.
-P-pero aún somos jóvenes, y no sabemos si continuaremos en un futuro... N-no estoy diciendo q-que quiero terminar, solo que e-es muy apresurado.
-¡Hanabi!
Katsuki cogió una mano de la chica, y la tuvo entre ambas manos de él.
-¡Te prometo ser la persona que te mereces! -tragó grueso para continuar.- ¡Y haré todo lo posible para que esto funcione!
Yoshida miró los ojos del chico, no mostraban vacilación. Había visto esa mirada antes, lo decía enserio.
Tenía los mismos ojos a como cuando se propone algo en su vida, y lo quiere lograr.
Los mismos ojos.
-No tienes que responder ahora, porque te acordarás de este día cuando estemos en el altar. -Katsuki, aparte de tener una voz fuerte, y todo sonara como si gritara.
Se avergonzó al decir eso, y volteó la mirada, pero en ningún momento soltó la mano de la chica.
