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Hanabi no entendía el motivo de que todos  por el pasillo de la U.A se le quedarán viendo, algunos riéndose de ella y señalándola de pies a cabeza.
Frunció el ceño algo avergonzada mientras apretaba la correa de su mochila, siguió su camino hasta la clase 1-A.

Pero la reacción de sus compañeros fue igual cuando la vieron entrar, quedándose quietos ante si presencia, mostraron una cara de desentendimiento.

—Disculpa, ¿deseas algo?— Yaoyorozu se acercó amablemente, mirando hacia arriba.

—¿Ah? —Hanabi hizo una mueca. —¿Cómo?

—¿Eres nuevo aquí? —Tenya también participó en aquella conversación. —Pero, las normas de vestimenta no las estás siguiendo. —movió sus brazos.

—Chicos... ¿De qué hablan?

Buscó los ojos carmesí de Bakugō, quién la veía desde su sitio con desdén.

—Soy Yoshida. —sus mejillas se ruborizaron al sentirse tan tonta por decir ello.

Aunque todo su salón lanzó un grito, incluido el cenizo que hasta se puso de pie ante esas palabras.

—¡Pe-Pero eres un chico! —Momo llevó ambas manos a su boca.

—¡¿Qué?!— Hanabi tocó su rostro, pecho y cintura, notando que ahora su cuerpo estaba cambiado, solo su cola felina estaba ahí.

En cambio, su ropa seguía siendo la misma a pesar de haber cambiado.
Llevó las manos a su cabello, el cual seguía siendo algo largo, pero a diferencia de que el cerquillo que cubría su frente ya no se encontraba, solo mechones que iban en punta al igual que el bicolor de la clase.

—Oye, oye, oye. —Katsuki se acercó al pequeño grupo, mirando desde abajo al chico pelinegro, que en sí, era su novia. —No te pases de listo con nosotros.

Hanabi puso ambas manos en señal de que se detuviera.

—¿Cómo sabemos que no estás mintiendo? —Iida intervino.

Yoshida aceptó aquella desconfianza en ella, es por eso que trató de demostrarlo, y Bakugō sería la clave para ello.

—Katsuki, solo hay algo que yo sé de ti. —suspiró con nerviosismo, jalando al rubio que se quejó al principio para acercarse a su oído.

Con el paso de los segundos, las mejillas y orejas del oji rubí se tiñeron de un carmín precioso. El muchacho pelinegro dejó de estar encorvado, pues era más alto que su novio.

—Si es Hanabi. —balbuceó el más bajo, cubriendo su rostro para que no lo vieran.

Ahora sí, era verdad, su compañera estaba ahí.

𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora