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—Qué ganas de arrancarme los ovarios, maldita sea.

Mina se quejó, acurrucándose en forma fetal mientras ponía una mano en su vientre por el dolor que este le producía.
Gracias a que todas las chicas vivían juntas, sus ciclos menstruales se habían coordinado con el pasar de los años.

Yaoyorozu dejó en la mesita de centro varias tazas de té para que cada chica pudiera tomar un poco, y así relajar un poco los cólicos que abrumaban a sus amigas. Recovery Girl le dio pastillas a algunas de ellas, pues los síntomas y dolores solo hacían que se marearan y quejaran.

Ochako, Jirō y Tsuyu le agradecieron a la pelinegra de coleta, mientras Hanabi llegaba a ellas con algunos mochis recién hechos.
Ya que Yoshida era la única a quien no le bajaba, sin embargo estaba cerca, cocinaba para sus amigas cada que podía.

—No creo que el dolor sea tan fuerte. —Sero se sentó en la alfombra junto a otros chicos.

Midoriya, quién sintió curiosidad en segundo año por el malestar femenino, anotó todos los síntomas que sus amigas poseían durante los días de menstruación.

—Yo creo que sí, Sero. —Midoriya le pasó una de sus tantas libretas, indicando que leyera lo escrito.

Dolor de cabeza, migraña, acné, mareos, fiebre, dolor de cuello, hombros, pechos, espalda y dolor lumbar, sensibilidad en las mamas, dolores corporales, musculares, gripe, calambres, escalofríos, picazón, sarpullido, sudor nocturno, sofocos, aumento de peso, antojos.

Dolor en la zona pélvica, firmeza cervical, abertura cervical, sangrado, manchado, irritación, estreñimiento, diarrea, náuseas. Calambres abdominales, gases, hambre y dolor por ovulación.

Ansiedad, insomnio, estrés, cambios de humor, fatiga, irritabilidad, tensión y falta para concentrarse.
Y esas eran algunos síntomas que sentían, pues ninguna mencionó sobre el cambio de su flujo a Midoriya porque sabían que se moriría ahí mismo.

Sero, Denki y Kirishima leyeron eso, enumerando cada cosa que las muchachas pasaban por esos días del mes.

—Diablos chicas... ¿De verdad pasan por todo esto? —preguntó el pelirrojo viendo a cada una de sus compañeras, las cuales asintieron ante su pregunta. —No puedo creer que les suceda todo esto. Si necesitan que compre algo, no duden en avisarme.

Las chicas, enternecidas, sonriendo y le agradecieron al Red Riot por ser tan considerado y varonil.

Bakugō, quién ya se había aburrido de haber estado en su habitación leyendo mangas de romance, se dispuso a ver qué pasaba entre los extras de su salón.
Revolvió la negruzca melena de Yoshida, quien sonrió al notar la presencia de su pareja.

—¿De qué hablan? —susurró Bakugō sentándose al lado de ella.

—Menstruación.

Katsuki asintió un poco desinteresado, escuchando en silencio a lo que el resto hablaba.

𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora