𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬

088----.

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Muy aparte de que la sociedad poseía unos poderes especiales llamados quirks, o al menos casi todos, también podían ser oyentes de cuando su alma gemela cantaba.

---Maldita sea, cállate.

Gruñó Katsuki al levantarse, tallando sus ojos mientras se sentaba en su cama. Notó la hora en su celular y era demasiado temprano para empezar a cantar.
Todos los días era lo mismo con su destinada compañera de vida, algo que lo estaba sacando de quicio desesperadamente.

Su prioridad no era encontrarla, estaba más enfocado en su futuro como héroe que escuchar a una loca cantar religiosamente todos los días la misma canción al despertar y al dormir.

Se puso de pie y estiró todo su cuerpo con pesadez, desvistiéndose para poder colocarse su uniforme e irse a la Academia. Ahora más que nunca, necesitaba entrenar en demasía, se acercaba el Festival Deportivo ferozmente, y la competencia entre todos estaba demasiado reñida, ya que la Clase B también estaba comprometida.

---Por favor, cállate...

Acarició sus sienes mientras agarraba la maleta y salía de su habitación para bajar a desayunar. Bakugō quería una mañana de paz, pero escuchar esas canciones desde hace un mes, hasta se la había memorizado por completo.

Era así hasta que llegaba a la U.A. Al menos, en el transcurso de todas las clases no escuchaba su voz. Katsuki no era tonto, analizando el horario de sus clases, con las horas en donde su alma gemela cantaba, coincidían notablemente.

---¡Maldita sea, cierra la boca un rato!

Kirishima y Sero rieron ante la queja del cenizo quien dejó caer sus palillos.

-Deberías estar agradecido que al menos te canta algo bonito en las mañanas y las noches.

Kaminari lo codeó, recibiendo un empujón por parte del explosivo, quien devoró la porción de katsudon que tenía servida.

---Es muy molesta, estoy harto.

---Entonces... ¿Por qué no le cantas tú?--- Sero lo señaló con sus palillos.

---Yo canto cuando a mí se me de la gana, y canto lo que a mí se me de la gana. ---contestó comiendo con agresividad sus onigiris.

---¿Acaso no te gustaría encontrarla?---Kirishima giró su rostro para verlo.

Katsuki miró su plato con comida en el mismo, moviendo uno que otro alimento con los palillos en mano, no respondió.

---¡Entonces a Bakugō si le hace ilusión encontrar a su alma gemela!

---¡Nunca dije eso cargador inútil!--- vociferó enojado.

O quizá, la curiosidad de saber quién era su destinada, lo mataba solo un poco.