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Continuación de 066
Fantasy AU—!

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Pasadas las lunas, aquella muchacha de hebras carbón se volvió en el amorío del líder cenizo, el cual surcaba los cielos en su dragón de escamas rojas, con un ramo de flores color blancas y rosas. Muy aparte de que, Bakugō mostraba ser un hombre de carácter estóico, de carácter fuerte y rostro amargo, no quitaba que tuviera un lado romántico dentro de él, resguardado para la azabache que había conquistado por completo su corazón desde la primera vez que sus ojos se toparon con los de ella.

Desde que se quedó con el, desde la noche en que se volvieron uno, el líder de la tribu mostraba una increíble felicidad ante la compañía de Hanabi.

¿Flores?

Quién lo diría, Katsuki llevándole un bonito detalle a su, ahora, pareja. Solo un par de meses pasaron desde que la felina muchacha había regresado a su vida, y se prometió no dejarla.

Kirishima aterrizó, viendo cómo el cenizo bajaba de su lomo con tan solo un brinco, encaminándose hacia el manzano donde logró divisar a la azabache sentada, tomando sombra gracias a las hojas del árbol.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Bakugō, yendo hacia la menor.

Tenía en mente proponerle que pasara su vida junto a él siempre, entre sus dedos, jugueteaba con aquel anillo con un rubí en el mismo, decorado con zafiros más pequeños alrededor.

—Hanabi —el rostro del cenizo se relajó, notando cómo su amada giraba su vista en su dirección, llevando sus ámbares al ramo que llevaba en manos.

—Katsu... —sus ojos brillaron al verlo, sintiendo de pronto al rubio sentándose a su lado, pasando su brazo izquierdo por los hombros de la chica.

—Pensé en ti al verlas, aunque tú eres más bonita. —balbuceó dándole muchos besos en su mejilla, deleitándose con las risas de la chica.

—¿Ah sí? —entre sus risas, respondió, llevando sus manos al rostro de su pareja para poder besarlo.

Ahora Bakugō era quien reía entre aquellos besos tan acaramelados y lindos.

—Claro que sí, eres hermosa. —le regaló un beso en la frente, suspirando con tranquilidad el aroma dulzón de su chica.

Entrelazó sus dedos en las largas hebras azabaches, las cuales estaban a la altura de su cintura.

—Eres el tesoro más preciado que he podido encontrar. —susurró más para sí mismo que para ella, sintiendo los cariños en su rostro por parte de la menor, quien se sonrojó por tal piropo. —Y por eso mismo... —se alejó de ella, poniéndose de pie mientras le ofrecía una mano para que ella también se levantara. —Yo... Hanabi. —su voz cambió, acomodando su capa rojiza, se hincó para verla desde su posición. —Quiero tenerte conmigo siempre. —carraspeó, dejando ver el anillo dorado que hace un rato paseaba entre sus dedos.— Porque eres la persona por la cual sigo todos los días. Quiero protegerte toda mi vida.... —comenzó a sentirse nervioso, aquellos ámbares lo veían atento. —¿Quieres casarte conmigo?

𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢→𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora