—¿Qué pasa Hobi? —Hablabas por tu celular una vez contestaste.
—¿Podrías venir un momento? —Hoseok con el ánimo bajo te respondía con otra pregunta.
—¿A tu departamento? —Era algo algo tarde pero no lo suficiente para no ir. Te preocupo ya que el ánimo de Hoseok se escuchaba mal.
—Si, ¿puedes?
—Si Hobi, estaré allí en 20 minutos.
Era muy extraño que Hoseok te pidiera que fueras y más en la noche.
Llegaste y tocaste la puerta, nadie abrió.
Llamabas a Hobi.
—Hobi, estoy aquí en tu casa, ábreme
—No tengo ánimos, te diré la clave de la puerta —¿Tan mal estaba?
Hoseok te dictaba su clave.
Entraste. Caminaste por la sala, no estaba ahí. Escuchaste un ruido proveniente de su habitación. Tenía que estar ahí.
Caminaste hacia su habitación y lo encontraste acostado en su cama, soltando lágrimas y envuelto en su cobija.
Te asustaste mucho.
—¿Qué ocurre Hobi? —Decías preocupada mientras caminabas para sentarte a su lado.
—Ella ocurre —Ya imaginabas más o menos que es lo que había ocurrido.
—¿Qué paso?
—No éramos dos en la relación, éramos 3 —Y la bomba había sido detonada.
—¿¡QUE!? —Solo podías estar enojada.
—Si —Hobi se envolvía más en sus cobijas— Hoy lo supe.
—¿Dónde vive ella?
—¿Para qué?
—Para ir a darle besitos Hobi —decías con sarcasmo— Obviamente es para ir a enseñarle que a mi mejor amigo nadie le rompe el corazón y menos de esa manera, ¿entiendes?
—No es necesario
—Eso te dije la vez que me ocurrió a mí y terminé persiguiéndote 10 calles antes de que llegaras a golpearlo.
Hobi esbozaba una débil sonrisa.
—Mira, levántate, ¿Qué quieres comer? —Le quitabas un poco de cobija.
—Quiero —Voz entrecortada— Quiero Ramen del más picante que encuentres.