[ 87 - Jimin ]

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Estabas caminando en camino al supermercado, era hora de las compras ante la vacía alacena de tu hogar. En tu hogar, se organizaron de manera en que cada mes un miembro de la familia se encargaban de las compras y este mes, era tu turno.

Al llegar, estaba algo vacío por lo que sería más rápido esta vez y lo agradecías al destino.

La verdad, no había una lista de compras que seguir por lo que solamente se metía al carrito lo que por instinto se cree necesita (y una que otra vez, algún antojo) y para no perder más tiempo, comenzaste a pasear por los pasillos y a llenar el carrito.

—Hey, disculpa —Veías uno de los productos que necesitabas en uno de los anaqueles altos por lo que alcanzarlo no sería facil. Te dirigiste a uno de los trabajadores del lugar para que te ayudara y lo alcanzara por ti— No puedo alcanzar eso de ahí, ¿podrías ayudarme?

—Claro, déjame traigo uno de los taburetes del lugar para bajarlo —Aquel chico hablaba con un tono dulce y amable.

Él se iba a lo que parecía era la bodega del supermercado y traía un taburete del que habló. Llegó a tu lado y se subió en el logrando alcanzar el producto, pero, estaba sobre una pila de estos mismos productos y estaba algo inestable por lo que hizo que cayeran varios de estos al suelo.

Sonreíste, pero bajabas la cabeza para que el no viera aquella sonrisa, sin embargo, el lo notó y se sonrojó. Era muy tierno.

—Lo siento —Decía apenado el chico— Toma —Te daba el producto y tu respondías con una reverencia en gesto de agradecimiento.

Seguiste tu camino de compras tranquilamente.

Ya era hora de pagar así que fuiste a la fila confiada de que no habría mucha ya que cuando ingresaste, esta estaba casi vacía. Te llevaste tremenda sorpresa, ahora había una fila considerablemente larga en donde estarías de pie varios minutos.

—Hola de nuevo —El chico de antes estaba a tu lado ahora acomodando bebidas en las neveras— Veo que no tuviste ningún problema de altura de nuevo —Veía tu carrito lleno.

Tu reías ante el comentario del agradable chico

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Tu reías ante el comentario del agradable chico.

La espera en la fila se convirtió bastante entretenida gracias a él, conversaron de cosas varias y él tenía una magia para hablar que atrapaba a cualquiera, era alguien bastante agradable.
Pasaste a pagar las cosas y él te ayudaba a meter las compras a las bolsas de papel.

—Gracias —Le dabas las gracias por la atención

—¿Vas a volver? —De repente, el chico soltaba esa pregunta

—Lo más probable, si —Decías

No podías esperar al siguiente mes o antes para realizar las compras. 

𝚋 𝚝 𝚜 - 𝚘 𝚗 𝚎 - 𝚜 𝚑 𝚘 𝚝 𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora