Al fin, llegar a casa después de un largo día lleno de actividades y pensamientos, pero eso solo pasaba fuera de casa, una vez dentro de esta, solo se permitía relajarse. Había algo que te emocionaba más ese día, el día anterior habías comprado una taza de salchichas enlatadas nuevas que recién habían salido al mercado y las personas que las compraban y las probaban alegaban que eran una de las mejores por lo que no pudiste resistirte para comprobar aquel sabor.
—Hey, ya llegué —Avisabas en voz alta a Jimin quien llegaba primero que tú. Diste unos pocos pasos y te encontraste a tu roomie comiendo en la barra de la cocina mientras miraba su celular.
—Hola, ¿Cómo estás? —Jimin aun concentrado en su comida te interrogaba.
Tu respondías con un simple "bien" y continuabas tu camino hacia tu habitación quien te esperaba para que pudieras recostarte y descansar, pero eso no iba a ser posible hasta que tu estomago no estuviera satisfecho y tus papilas gustativas saborearan esas salchichas. Saliste de tu habitación en dirección a la cocina reencontrándote con Jimin quien ahora solo miraba su teléfono. Al parecer ya había terminado de comer.
Te estiraste para buscar las salchichas de la alacena en donde las habías dejado. Tu mano no lograba palpar la lata por lo que traer un banco para mirar mejor y para tu sorpresa la lata había desaparecido.
—Jimin, una pregunta —Primer y único sospechoso de la desaparición repentina. Jimin te observaba y prestaba toda su atención a ti— ¿Qué comías hace unos momentos?
—Ah, de eso te iba a hablar, no sabía que teníamos una lata de salchichas aquí, pero encontré una ahí así que las agarré. Por cierto, estaban deliciosas, a la próxima te guardare unas.
Y en ese momento, el propósito principal de estar en casa se había esfumado.
—Oye Jimin, dime algo, ¿Qué tan deliciosas estaban?
—Mucho, son las mejores salchichas que he probado en mi vida —Lo decía sobando su pancita— Lastima que no hayas llegado un poco más temprano, pero te prometo que conseguiré unas para que las comas conmigo.
—¿Lo prometes? —Le decías en tono amenazante.
—Si, cálmate —Jimin reía ante tu cercanía— Es más, saldré ahora mismo por unas. ¿Vienes?
—No, ve tú, estoy cansada.
Jimin asentía, se dirigía a su cuarto por algo de dinero y salía del departamento. Mientras tu te recostabas en tu cama y veías tu teléfono. Jimin llegó 20 minutos después solo que no te percataste porque escuchabas música en tus audífonos.
A los 15 minutos te levantaste y fuiste a la habitación de Jimin en busca de las salchichas, no pensaste en siquiera tocar de lo emocionada que estabas.
—¡Ahhhh! —Jimin estaba desnudo— ¡Sal de aquí ahora!
—¡Lo siento! —Salías disparada de la habitación— ¿Pero sabes algo?, ¡Te lo merecías por comerte mis salchichas, apuesto a que no las conseguiste!
—¿Y yo como carajos iba a saber que eran tuyas?
—¡Vivimos solo tu y yo, es obvio que la única comida que entra aquí es tuya o mía! —Abrías la puerta rápidamente y le lanzabas un cojín— ¡Me la debes!
—¡A la próxima tocas antes de entrar!
—¡Ni que tuvieras mucho que mostrar!, ¡No entiendo para que vas al gimnasio! —Lo que viste era un abdomen muy bien marcado, pero molestar a Jimin era lo primordial.
—¡Cállate!