C.37

422 30 0
                                    

Aurora.

Al momento de que entra Aurelio a mi habitación, me pongo en alerta instintivamente, mi adrenalina sube al tope para tomar alguna reacción desprevenida. Mi mente me dice que él no me va a hacer daño, pero el miedo me gana, así que no le brindo la oportunidad de confiar. Los pocos paso que se acercó, me aleje, mi estado tan demacrado espanta a todo mundo.

- No te acerques - mi voz expresaba el mayor temor existente, mis lágrimas amenazaban en salir

- ¿Qué pasó en mi ausencia? ¿Te hicieron algo? Por favor dime, te puedo ayudar. - cada paso con el que intenta acercase a mí, es el mismo que retrocedo.

- No te acerques por favor. - mi voz se quebró, las lágrimas antes amenazantes, fueron descendiendo por mis mejillas, mis ojos por unos cortos segundos ven borroso, y sin más, pierdo conciencia.

Mi cuerpo estaba posado en la cama, me asusta el simple hecho de que tocó mi cuerpo, en el tiempo que estuve inconsciente, pudo pasar de todo. Pudo haber abusado mi cuerpo. Él se encontraba en la silla de mi escritorio, en una distancia favorable, la cual agradezco

- Tranquila, no quiero que te vuelvas a desmayar. - comenta mientras se levanta y cierra la puerta.

- No le pongas el seguro - me observa atentamente, y hace lo que le dije

- Ya no hay seguro, ahora dime, ¿Qué pasa?

Un peluche que se encontraba a mi lado, lo abrazo y lloro a cántaros. No sé qué precio pago en ese maldito momento tormentoso. Aurelio no dice nada por largo tiempo.

En mi mente hay un debate, en si decirle o no, por un lado, si no lo hago sería un poco egoísta de mi parte, ya que parece preocupado y busca la manera de poderme ayudar; por el otro lado, no quiero decirle, no quiero dar pesar. Es algo doloroso, si, pero ¿Qué se va a hacer? Nada, no se puede hacer nada. Pero al final de cuentas, puede que desahogarme me ayude y pueda dejar de sentirme así.

- ¿Me permites sentarme en la cama? - con mi predominante desconfianza, asiento - No se que tienes, pero se que te puedo ayudar, solo dime. Por favor.

- Fui ví... - a medio camino mi voz se pierde y más ganas me dan de seguir llorando

- ¿Ah? Repite, pero más fuerte. Quiero ayudarte aurora por favor.

- Me... Me violaron - lo digo en un susurro tembloroso, apretando los labios al final.

- ¿Quien lo hizo? - su ser buscaba respuestas, por pocos segundos me arrepentí de haberle dicho, su semblante cambio, estaba pacifico, ahora está a explotar de la ira - ¿Quien mierdas fue? - mis lágrimas volvieron, y ni miedo aumento, ya no quería seguir, pero ya le dije lo peor, esto no sería de mucho - Dime, ¿Quién lo hizo?

- Rendón.

Apenas si terminé esa palabra, salió lleno de furia, abrió esa puerta con tanta fuerza, que impacto con la pared y volvió a cerrarse pero no a su totalidad. Cooper y Agatha aprovechan mi soledad y entran a mi habitación. Sabía que se aproximaba el tiempo del cuestionario, ellos no se iba a quedar con las dudas, así que me acosté y abrace a mi peluche.

- ¿Por qué no nos abriste? ¿Era necesario tanto drama?

- Tú te callas Cooper, no sabes que tengo. Así que, no tienes derecho a opinar.

Volteó la cabeza un poco y pude ver en su expresión rabia e indignación. Nuestros ojos chocaron por 2 segundos, y se marchó.

- No puedes ser tan mala con él, apenas en un crío, además, a estado más que preocupado por tí. No sabes cómo lloro mientras tú nos ignorabas por "x" o "y" motivo. ¿Y si le pides perdón?

- No tengo ganas de hablar, Agatha, por favor.

Ella se levanta de la cama y se marcha de la habitación, mi mente se llena de pensamientos.

Ella tiene razón, este mes los hice sufrir, mi hermano y yo siempre fuimos muy apegados, pero yo me encargue de cagarlo todo. Pero tengo una excusa, la cual todavía no saben, aparte que no estoy preparada para decirles.

★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora