C. 54

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Cooper

- ¿Si te pregunto algo, no te enojas?- recompongo la compostura y la observó fijamente

- Todo depende, hay cosas que no puedo decir, Lena.

- Eso era lo que te quería preguntar. - se levanta y camina a paso lento por la amplia sala - Tú y tu familia me caen bien, pero... Agh, no se, ese misterio propio de ustedes me confunde.

- ¿No entiendo?

- Cooper, no es secreto que ambos nos gustamos, todo mundo lo nota, imposible que tú no. Cuestión, no se qué pasa en tu vida, mira un claro ejemplo, Aurora se fué, porque tuvo un accidente que le perjudicó la pierna derecha y su clavícula, que no era posible tenerla aquí y que la llevarían a un centro médico más especializado.

- ¿Quien te dijo eso? - me levanto velozmente de mi sitio

- Aurelio me dijo eso, cuando no venías, él se acercó y me contó tu situación, ¿Por qué debí enterarme de otros y no de tí?

- No quiero que te estreses o lleves cargas de mi familia, ya bastantes tendrás tú, como para venir yo a sumarte más.

- Pero así como yo te cuento tantas cosas de mi familia, ¿Por qué tú no lo haces?

- No puedo arriesgarme Elena, tú no entiendes todo lo que rodea a esta familia, tú no entiendes el riesgo que correríamos nosotros por yo contarte algo.

- ¿¡Cómo quieres que entienda algo, lo cual no tengo ni idea!? Que pretendes, adivina no soy, así que mágicamente yo saber lo que te pasa a tí o en tu casa es imposible. Tus historias las dejas a media, dejan un vacío que me hace cuestionarme, ¿Qué ocultas, es que no te brindo la suficiente confianza como para que me cuentes lo que vives? - sus ojos se encharcaron, una punzada llega a mi corazón

- Como te comento Elena, hay cosas que es mejor ocultar, quien sabe, en alguna pelea entre tú y yo, del enojo te vallas exponiendo los secretos que nos rodean, eso nos llevaría a la perdición total. Así que vas a saber justo lo que yo quiero que sepas, no más. Y aunque suene feo, así va a hacer, si te gusta bien y si no, pues cada quien por su parte.

Las lágrimas ya eran las acompañantes de su rostro, se sentó en el sofá de enfrente a dónde yo estoy y escondió su cara entre sus manos. Me duele herirla, pero como quiere ella, que yo le diga todo lo que me rodea, ¿Cómo reaccionara si yo le digo?: Oye, Elena, puedes creer que Aurelio y mi hermana trabajan juntos en un negocio de tráfico de estupefacientes... No creo que le valla a parecer bonito. Por ello no me había esmerado en buscar novia, pues muchas, siempre quieres saber absolutamente todo de la vida del otro, yo no puedo darme ese lujo. Nosotros debemos atenernos al perfil que tienen de Aurelio... Un hombre empresario, dueño de numerosas cafeterías conocidas y recurridas del país, hasta las cafeterías se extienden a Estados Unidos, no solo en las ciudades de Canadá.

Después de que Elena llorara por unos casi 10 minutos, yo solo era espectador de ello, no quería echarle leña a un fuego imposible de sobrellevar, debíamos mirarnos como compañeros y amigos, nada más. En silencio se levanta, se acerca a mí posición y coge su bolso, para luego retirarse. A los pocos minutos subo a mi habitación, antes de adentrarme, Aurelio me llama y me hace señas para seguirlo. Una vez dentro de un despacho, él me observa interrogante.

- ¿Pasa algo? - cuestiono fastidiado

- ¿Qué pasa entre la chica y tú? - remata él

- Un amorío de adolecentes hormonales. - contesto secamente

Aurelio alza la ceja y me observa con más intensidad, a tal punto de intimidar me un poco.

★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora