C. 41

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Entro al edificio, y varios de mis excompañeros se acercan a saludar, luego de esa bienvenida tan amistosa, me dirijo al despacho de ella. Tocó levemente la puerta, alza su mirada de unos papeles, me mira de manera extraña. Se levanta de su asiento y me invita a pasar.

- ¿Y a qué se deben estos honores? Que no se te olvide, mis palabras sobre no darle contrato, siguen en pie, así que pierdes tu tiempo, querida.

- No vengo por ello, si no por conseguir una tregua.

- ¿Una tregua?.

- Si, dame una carta de recomendación, quiero trabajar con Gastón Bonetto.

- ¿Con Gastón? Querida, no quiero arruinar tus ilusiones, si no pude yo trabajar con él, ¿Tú crees que eres mejor que yo? Chica, no nos digamos mentiras, quieres hacerme la vida imposible.

- Deja el drama, solo quiero esa carta, es lo único que te pido, a demás, no podemos idealizar el futuro, puede que él vea un potencial en mí y sea algo que no tengas tu - intento provocarla, puesto que, está la posibilidad de que me dé esa carta, para probarme, para que si fallo, ella pueda burlarse, pero eso no ocurrirá - ¿Qué tienes para perder? Tú lo dijiste, ¿Qué posibilidad tengo yo de trabajar con él?

Se queda pensativa un par de minutos, pasaron como 2 minutos, los cuales se me hicieron eternos, finalmente llama a su secretaria y le ordena (si, ordena, ella se cree la reina de todos y todo, donde a esta bruja no se le cumplan las peticiones, intenta hasta lo imposible por hallar maneras para despedirte. Ser secretaria de ella es tenaz, y más si eres una aprendiz. Por ellos, muchos aprendices prefieren hacer prácticas en cualquier parte, menos aquí; y con obvias razones)

- Te daré tu tan anhelada carta, para que por fin, puedas irte de aquí, tu presencia me estresa, me fastidia.

De mi existencia, sacrifique unos minutos demasiado incómodos, hasta que por fin llegó la chica con la carta en mano. Ella la recibe y la firma, para al fin, entregarme la, me despido por cortesía y me retiro. A media escalera, me da un mareo tan de repente, que casi salgo a rodar por estás. Un chico trabajador me sostiene de los brazos, y posa su mano en mi cintura, rápidamente me separó de él, para evadir el contacto, e impacto en la escala.

- ¿Estás bien? Es que te...

Me iba a agarrar del brazo, pero por instinto la aleje de él.

- Si, si, si, tranquilo, yo puedo... Yo puedo sola, no te preocupes, pero de igual manera, muchas gracias.

Se despide y sigue si camino, escalera arriba. Sé que es algo estúpido, pero no consiento la cercanía de algún hombre, sin mucho la de Cooper y la de Aurelio, porque son mi familia, pero, todavía recuerdo cuando corrí con TACONES, salí espantada, solo por qué ese cerdo estaba tras de mí, sentía su presencia y mis vellitos se erizaban.

Cambiando de tema, ustedes se preguntarán quien es el tipo nombrado anteriormente, bueno, ese tipo es uno de los hombres más cotizados, tiene numerosas empresas, porque compra las que entraron a quiebra y las vuelve a flote, y tiene acciones se más empresas, el hombre muchas veces busca abogados para marketing internacional o nacional, poder trabajar con él es algo privilegiado, porque no cualquiera tiene el perfil que busca.

Mejor voy mañana, me la nada me dió migraña. Salgo del edificio y tomo un taxi hasta la mansión. Una vez en casa, me dirijo al mueble, me recuesto con la esperanza de que el malestar desapareciera, mis ojos se ponen pesados y al final, caigo en sueño.

[...]

-Aurora... - sacudida leve - Aurora... - misma acción anterior - Carajo, despierta...

Me reincorporo mientras con una mano me tallo el ojo, con la pereza que aplasta mi cuerpo, a duras penas me logro sentar decentemente.

- ¿Qué pasó?

- Hay una chica en la entrada, pregunta por tí.

- Que rato, no espero a nadie... ¿La chica dió algún detalle?

- Solo me dijo que se conocían de años, pero no quiso decirme más.

Me paro del mueble y camino descalza hasta la puerta, una chica con unas fachas terribles me encuentra de espaldas, el cabello - si es que a eso se le puede llamar cabello - estaba bastante desorganizado y lleno de basurita, ojitas pequeñas. Aclaro mi garganta para llamar su atención, ella voltea y su expresión es neutral, le encarnó una ceja para darle la indicación de que hable. Sin obtener respuestas, prefiero empezar una conversación.

- La mujer de servicio me dijo que me buscas, ¿En qué te puedo ayudar? - sigo sin obtener respuesta, solo una mirada demasiado incómoda, que me está intimidando- ¿Necesitas ayuda jurídica?... Mira, me estoy artando de no obtener alguna palabra, si no me dices quien eres, voy a llamar a seguridad para que te lleve y no te permita el paso a este lugar.

- ¿De verdad? ¿Acaso cambié demasiado que soy irreconocible?

- ¿Perdona?

- Aurora, por favor, no te hagas.

- Me estoy cansando de palabras sin sentido, me dirás quien eres o vas a seguir con este juego de adivinanzas, con pistas que verdaderamente no me están ayudando.

- ¿Mi cara no te parece familiar? No sé, de alguien conocido del pasado... Alguien apegado.

- Sabes que... Adiós, ya me cansé de este juego.

- ¿Te suena el nombre "Olivia?

- ¿Qué? ¿De dónde conoces ese nombre? - me acerco de forma amenazante - ¿Qué sabes de ella?

- ¿Enserio? Por Dios, soy yo, Aurora, soy Olivia, tu mujer amiga.

- Mientes, ella... Ella no esta... No está viva.

- ¡Soy yo! ¿No lo ves? - su voz se quiebra.

- Vete, no eres bienvenida en este lugar. No seas una persona tan cruel, aunque hayan pasado varios años de su desaparición y posible muerte, todavía duele. Vete, estoy siendo gentil, no quiero usar la fuerza

★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora