C. 62

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Cooper

Me he replanteado la idea, pero siempre llego a la misma conclusión, no tengo cabida para mi felicidad en aquel lugar. He ideado que hacer para poder quedarme en casa junto a Aurora, pero las posibilidades se agotan, esto es mucho riesgo.

En un leve descuido, un cerdo violó a Aurora y temo que ello pase con Elena. Ella sabe a medias lo que pasa en esa casa,  pero los secretos que gritan por ser contados, las muertes que no fueron en vano, eso y más, a de verse mejor escondido en lo mas profundo de la casa.

Estoy junto a Elena, viendo una película, mejor dicho, tratando de concentrar la mente, pero está solo de dedica a divagar mi posible decisión.

- Te noto raro, Cooper, ¿Qué pasa? - Elena interrumpe mi mente despistada.

- ¿Qué? No no, no tengo nada, que tal la película, ¿Te gustó?

- Debería ser yo quien te pregunté eso, estás aquí pero a la vez no.

- ¿Qué significa eso?

- Estás sentado a mi lado, pero tu mente está divagando en otras cosas que claramente no tengo ni el más mínimo conocimiento. Aquí que te vuelvo a formular la pregunta, ¿Qué pasa?

¿Tan obvio soy? No tengo la suficiente capacidad de saber esconder bien mis situaciones.

- Solo estoy cansado, cielo. Son tantas cosas las que tienen a mi mente tan abrumada, pero no te preocupes, es algo pasajero, todo en su momento va a estar en calma nuevamente.

Sus gestos expresados no eran de lo más seguros así que dejó de insistir, ella sabía que en su momento, yo le contaría mis tormentos. Siempre fui así. Era lo que había.

- ¿Te quedarás a dormir? - cambio el tema en menos de un santiamén

- No Carmelo, necesito ir a casa, debo hablar unas cosas con mi hermana.

- ¿Será que estará en casa o al menos en casa pero desocupada? Ella se dedica mucho al trabajo.

- Si, es cierto, pero hablamos por Whatsapp y me dijo que estará en casa, así que aprovecharé para hablar con ella.

En ese momento faltó una hora para yo partir a casa y en ese tiempo transcurrido cambiamos de ambiente, de uno aburrido a uno más alegre y platicador.

Bajamos y ella me despidió con un último beso en la puerta de su casa, subo al carro mientras el guardaespalda conduce a la casa, paran unos pocos minutos y en mí se deposita un grano de desconfianza, una corazonada, pero no sé de qué.

Cada vez nos acercamos más a la mansión y en mi pecho tengo una sensación bastante incómoda, un vacío (metafóricamente hablando)

Llegamos, finalmente. Que este sentimiento sea una siempre idea errónea de mi alocada mente. El guardaespalda ingresa el código para que las puertas se abran pero extrañamente intenta en numerosas ocasiones, el intento undécimo fue el vencido.

Extraño... Es algo que en los largos años que he vivido aquí, no había pasado. Esto me asusta más y el hombre que maneja lo noto, luego de ello, es con quién choco miradas por el retrovisor, ambos tenemos esa misma sensación.

Alista su arma y avanza el carro, las puertas se cierran bruscamente, para mayor seguridad activa el seguro de las puertas del carro.

- Llame a su hermana, está situación está sospechosa y no quiero arriesgarlo.

Hago caso a sus palabras, torpemente tomo el móvil y con las manos temblorosas marco a su contacto. Pasan los timbres y me lleva a buzón... Más paranoia. Ella mantiene su celular cerca, ¿Por qué no contesta? Nuevamente intento comunicarme y no da señales de vida.

★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora