C. 44

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Olivia

- ¿Puede darme algo de comida?

- Busque un trabajo, vagabunda

Mi vida se a convertido en una miseria, pude escapar de mis secuestradores, pero no he tenido suerte, al menos allí, tenía un plato de comida, ahora... Ahora solo me queda mendigar un poco de pan y agua.

Para el frio, hallé una ropa vieja que me acalora, no es lo último en moda, pero cubre mi necesidad. Al inicio, me quedaba en hogares de "indigentes", pero por andar de busca pleitos, perdí ese privilegio. Tengo pensado en ir a buscar a mi amiga, quien sabe, puede que ella pueda ayudarme.

Mi esperanza sigue en pie, no creo que ella haya notado tantos años de amistad, quiero imaginarme que ella está igual de emocionada por saber alguna noticia mía.

Voy por la calle, rumbo a los callejones de los restaurantes, a veces tiran cosas en buen estado, ojalá tenga siente, desde ayer no he probado bocado alguno. Busco en los basureros, pero no hay más que desperdicios.

- Hola, por un buen tiempo me preguntaba cuándo te volvería a ver. La vez pasada me acerque a tí, para ofrecerte trabajo. Necesitamos meseros.

- Pues, valla sorpresa, me encantaría aceptar el trabajo, pero no tengo papeles nacionales, soy de Estados Unidos.

- Déjame hablar con mi jefe, quizá el pueda hacer algo. Alguna cosa te aviso, ah, antes de que se me olvide. - se adentra al establecimiento - Toma, una comida no le hace nada mal a nadie. Qué los disfrutes.

- Muchas gracias.

Aurora

- Señores, como le comenté al Comandante - así le llaman al líder - ella es Aurora, es la principal amenazada, deben protegerla. Si algo me llegase a pasar, ella será la encargada de llevar las riendas del negocio, mis contactos y rutas serán pasados a ella.

Todos me saludan con un movimiento de cabeza. De la nada se me van las luces, las piernas no soportan mi peso y pierdo la conciencia total.

- No lo sé doctor, estaba bien y de la nada cayó.

- ¿Un embarazo quizá?

- No puede ser... Es posible.

- ¿Fecha de la última relación sexual?

Abro los ojos, pero la luz directa de la lámpara me irrita la córnea, así que los vuelvo a cerrar.

- ¿Aurora, estás bien?

Separó los labios lleven, pero no emito sonido. De forma pesada llevo mis manos a mis ojos, para tallarlos y poder acostumbrarme a la luz.

- Estoy bien, bastante cansada, pero bien.

- Señorita, una pregunta... ¿Como se ha sentido últimamente? - me dispongo a recordar, pero no tardó demasiado

- He estado de cierta manera cansada, no tengo tanto apetito, físicamente, los senos los noto un poco sensibles y muchas veces me pongo palida sin motivo.

- ¿Cuando fue su última relación sexual?

- Es que... La última fue una violación. - digo avergonzada y con la cabeza agachada. 

- ¿Hace cuanto paso esto?

- A ver ¿Que insinúa?

- Un posible embarazo.

- ¿Qué? Imposible. He tenido mi periodo, no he tenido náuseas mare... - recuerdo el día que fui al bufete, en medio de las escaleras, se me distorsionó la vista y el sentido. - Ay no me puede pasar esto a mí.

- ¿Pasa algo? - pregunta Aurelio preocupado.

- ¿Recuerdas el día que te dije que una chica vino a la casa?

- Si, ayer ¿Que con eso? - me quedo unos pocos segundos pensando y, claro, fue ayer, como si me hubiera desmayado días o semanas, que elevada que soy.

- Eso, ayer tuve un mareo tenaz, cuando estaba de salida del bufete. Debí haber caído, pero un chico que justo estaba por ahí, atajó mi caída. Creo estar embarazada.

Entre los tres nos miramos, en mi mente solo se repetía la palabra "embarazo". En definitiva debo abortar, no quiero tener un recuerdo amargo, no quiero tener un fruto de una violación.

Aunque el bebé podría darlo en adopción, pero sería mejor no darle sufrimiento. Puede que se la pase de orfanato en orfanato, sin hallar la felicidad y el amor de un hogar. No quiero tenerlo y no lo voy a tener.

- Voy a abortar, y no quiero sermones sobre la vida del bebé, no va a haber hijos, o al menos no por ahora.

- Piensa un momento en él.

- Hace décadas el aborto es libre, se que no saldré ilesa, en mi corazón se formara un agujero, por acabar una vida la cual no llego ni a nacer. Es lo mejor.

Aurelio salió enojado del cuarto, mientras que, yo me quedé con el doctor, aclarando dudas y detalles sobre mi decisión.

El día y la hora ya estaban decididos, solo era cuestión de días, y está pesadilla terminará y podré pasar la página.

No digo que los hijos sean una pesadilla, al contrario, son un milagro. Puede sonar contradictorio, pero en mi caso es una pesadilla, hasta ahora no he superado esa violación, como para criar un nene fruto de ello.

★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora