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Aurora

Por fin llegado el viernes, el helicóptero nos transportó hasta la mansión Libertad. Aurelio dió la indicación de que, volvieran en 10 horas, para limpiar desastres y actuar como si nada.

Mis nervios estaban a flor de piel, tenía los sentimientos a explotar. Me dolía el estómago de los nervios del momento. Pasado el tiempo, escuchamos frenos en piedra, al salir, lo hicimos con toda la seguridad y autoridad del mundo, pero solo era una máscara, al menos en mi caso, porque en el interior estoy que me desmayo de los nervios.

Bajan escoltas tras escoltas, y en las últimas camionetas se bajan todos los relacionados con Rendon. Se acerca a nosotros, con una autoconfianza asombrosa, sin saber lo que estará apunto de suceder.

- La hermosa Aurora, ¿Cómo has estado, primor? Veo que estás toda una diosa.

- Muy bien, como ve. Siempre me mantengo con la mayor cordura del mundo. No hay por que perder la estabilidad, ¿No?

- Correcto querida, Rendon, Aurora, ¿Les parece si entramos? Así podemos hablar con mayor comodidad.

Todos entramos casi juntos. Mis prendas, consistían en un short un poco acampanado en color negro y elegante, una blusa con un escote en "v" y blanca, un collar dorado para llamar más la atención y unos tacones negros con brillo.
Podía sentir la mirada morbosa del cerdo ese. Intenté caminar lo más confiada del mundo, como si fuera toda una reina en una pasarela. Paramos de caminar, y sentí la cercanía de ese cerdo, así que empuje levemente (por no decir que de una forma bastante brusca, a mi parecer) a Aurelio y hacerme frente a él. No toleraba más estar delante de ese.

- ¿Primor, estás bien? Digo, porque pareces estar huyendo.

- Si... Si - corro mi cabello ondulado hacia atrás. - sentí un bichito en la espalda, pero falsa alarma, fue mi cabello. ¿Seguimos?

- Todos los escoltas esperan afuera - dice Aurelio

- ¿Qué? No me voy a arriesgar, ¿Y si vienen a robar nuevamente? No, me niego a estar solo.

- Ok, entones larguese, ya conseguiré a un mejor postor. No estoy muriéndome de hablé como para rogarle a qué se quede y compré.

- Usted no sería capaz de dejarme fuera del negocio, creí que era un hombre serio.

- Somos serios, señor Rendon. - interfiero en la conversación - pero ¿Qué vamos a hacer si no quiere cooperar?, no lo podemos obligar, si se va, téngalo por seguro, que de nosotros no va a recibir más mercancía. Y ni piense en acusar o delatar, soy una abogada con demasiados contactos y demasiado valorada, puedo hacer que usted y toda su manada se dirija a la cárcel, y le aseguro que por muchos años.

- ¿Tiene el descaro de amenazarme?

- Tómelo como piense, pero le aconsejo que lo tome como... Como un obsequio entre aliados.

- ¿Aliados? Usted llama a esto alia...

- ¿Ya acabo?... Decida, o se queda y obtiene una mercancía que lo favorece a montones, o se larga, y pierde la oportunidad de esta vez y las próximas, porque como dije anteriormente, si se va, se olvida de nuestra droga.

Mi actitud cambio, pase de estar nerviosa por su presencia, a estar retando a un tipo que tiene a un ejército de hombres, y que nos puede matar en este instante.
Demostré la mayor autoridad en el mundo, lo rete, teniendo en cuenta, de que él plan podría echarse a perder.

- Vamos, tenemos mucho que negociar

Levemente desvío mi cabeza para mirar a Aurelio, con una pequeña sonrisa victoriosa. Pose mi brazo en su hombro, y él extendió su mano hacia la de Rendon, para sellar un trato, que tuvo un inicio muy bochornoso.

★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora