C. 64

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Aurora

Veo que el hombre encapuchado se aleja de Cooper y sale de la habitación, mi corazón me dice que salga y que proteja a mi hermano, mi mente me alenta y me da la valentía para hacerlo, monitoreo las cámaras y supervisó la presencia del hombre, sale de la sala y se dirige al ala sureste de la mansión, lo más alejado. Recorro el pequeño pasillo camino a la habitación más cercana a la ubicación de mi hermano salgo a la suerte, inserto la clase en el pequeño tablero y se escucha que el librero se corre y la puerta se afloja, cierro la puerta y dejo todo organizado, ellos no deben sospechar de la existencia de estos túneles.

Me dirijo al umbral y observó de forma muy precavida, al ver que no hay muros en la costa salgo caminado rápido pero sigilosamente, me adentro al siguiente cuarto y hago el mismo proceso, luego de 2 habitaciones más, logro llegar a dónde Cooper, quien parece como la peor escena de tortura, su cara está tan inflamada que está irreconocible, su cuerpo está lleno de golpes y heridas que todavía siguen sangrando. Me acerco a la silla y trato de desamarrar los fuertes nudos, pero fracaso en los numerosos intentos que hago, los nervios se apoderan de mi cuerpo y me hacen temblar mientras sigo intentando. Mi cuerpo es cubierto por una leve capa de audios frío y mi corazón late tan desbocado, que siento su palpitar. Me levanto y busco en los cajones algo corto punzante, y veo una navaja multiusos, no creo que sirva de mucho, pues la soga es gruesa y esto no le hará ni cosquillas, pero de igual manera la guardo en mi bolsillo. El desesperó empieza a hacer estragos con mi paciencia e inicio con un pequeño momento de pánico que va llenando mis ojos de lágrimas, sopesó la posibilidad de morir porque estos minutos se me hacen eternos y poco a poco pierdo la credibilidad de que ellos lleguen.

Sigo buscando torpemente pero no encuentro nada útil, ni tijeras, ni navajas filosas. Sigo de espaldas a la puerta y un disparo que vuelve trizas un jarrón sobre un pequeño estante me sobresalta y volteo asustada.

- ¿Qué tal, mi señora? - su voz me da escalofríos.

- ¿Quien eres y que quieres? - trato de sonar lo más segura posible y que mi voz no se quiebre del miedo.

- No me reconoces, que triste, así piensas tratar a tus subordinados.

- No se de qué hablas.

- ¿No? No sabes o te haces la estúpida, una de dos. Pero yo optó por la segunda, sabes muy bien de lo que hablo, señora Parker Ángel.

- Aurelio y yo no estamos casados para tu información.

- Pero tienen planeado hacerlo, todo para que él mantenga su trono en la mafia y los demás sigamos siendo sus perros falderos y ya estamos cansados de la soberanía Parker. Queremos ser libres de ese hijo de puta.

- ¿Qué pretendes hacer, maniático traidor de la mierda?

- Matarte, mujer, ah y saborear tu bellas y delicadas curvas.

- No te atrevas a tocarme un pelo, asqueroso hipócrita. - ríe de una forma tan cínica que me revuelve el estómago.

- Mira muñequita - se acerca lentamente y yo retrocedo los pasos necesarios para que se mantenga la distancia. - Aurelio tiene la condición de desposar a una mujer, en este caso tú, con la finalidad de mantener su poder, pero, si no llega a cumplir ese requisito, yo tomaré el poder y lo destruiré hasta que borre cualquier rastro de él. Solamente por eso me he acercado a él, para que en el momento indicado yo poder aplastarlo y voy a empezar por tí.

Carga el arma y me apunta, pero de un momento de rapidez apunta a Cooper y dispara en gatillo. Luego vuelve el arma a mí dirección y dispara pero falla, pues alcance a evadirlo. Sigue disparando pero falla en repetidas ocasiones, hasta que dirige la pistola en dirección al ventanal y dispara, haciendo que los cristales caigan sobre mi cuerpo y me hagan pequeñas cortadas que arden como el puto infierno.

En mi momento hipnótico, en dónde mantengo los ojos cerrados y mi cuerpo permanece en la misma posición, en dónde mis ojos no hacen más que soltar grandes lágrimas que mojan mi rostro y cuello, en dónde mi corazón galopa con tanta taquicardia...

Escucho un golpe en seco y al abrir los ojos, el tipo está en el suelo siendo rodeado por un charco de sangre hecho por una puñalada. Aurelio saca la navaja y corre al lado de Cooper y Dominick aparece a los poco segundos para dirigirse hacia mí y cargarme en brazos, al sacarme del lugar, la casa se llena de patrullas y ambulancias, montan a mi hermano en una y como un rayo, desaparece velozmente de mi campo de visión.

- Va a estar bien, descuida.

- ¿Qué haces aquí? Creí que estabas en Londres.

- Volví hace 5 días, necesitaba hablar con mi hermano de un tema que te incluye a tí como... Como consorte de él.

- Valla termino...

- Ambos cómprate un amor familiar y no romántico.

Me acuesta en la camilla y me suben a la ambulancia, una vez adentró, él y otra chica revisan mis signos vitales, asegurándose que esté todo bien. Una vez llegada al hospital me internan en un cuarto y me colocan la bata, vuelve Dominick y se dedica a desinfectar mis heridas con una sustancia café sobre el pomo de algodón. Luego de un largo rato, divagando en si preguntar o no, lo hago.

- ¿Cómo está Cooper? - rompo el hielo

- Creo que está en quirófano todavía.

- ¿Cómo que quirófano?

- Una bala sigue en su cuerpo y no se puede dejar ahí, porque puede infectarse y empeorar todo. Pero tranquila, él es un muchacho muy fuerte y está no va a ser la excepción. Tú preocúpate por mejorarte que para eso estamos los médicos, para preocuparnos por la salud del otro. Y listo, culminamos contigo, ahora trata de dormir, debes estar exhausta por tantos sentimientos en un mismo instante.

★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora