C.4

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— Buen día señorita Ángel— aquella voz me exaltó— Ay Que pena! Lo siento no quise asustarla.

— Tranquila, ¿Qué horas son?

— Es medio día, el señor me dijo que no la despertara, porque él supuso que usted había llegado muy cansada, traeré su bandeja

Me dirijo al baño, el cual tiene el tamaño de mi antiguo dormitorio. Solo la parte del retrete, porque lo que es la ducha y el jacuzzi son cosas aparte. Aquí, se hallan 2 lavamanos, uno más extenso que el otro, baldosas blancas, al igual que las paredes.

— Aquí está su comida señorita, a la 1.30 almorzamos.

Asiento como respuesta. Mi celular está cargando en la mesita de noche que está al lado de la cama, entro al baño para dar inicio a mi merecido baño, permanezco como una media hora y salgo, voy a la otra puerta, que claramente es el closet. Las pocas prendas que traje de mi casa ya están en su lugar correspondiente. Debo comprar ropa, y más abrigadora, el otoño está por empezar.

[...]


Aproveche que estaba haciendo buen clima, y fui al patio trasero buscando algo de paz, pero tal pareciera que el mundo no quiere verme relajada.

— ¿Y tú quién eres?

— Me llamo Aurora

— ¿Eres hija de algún trabajador de mi papi?—me observa con asco e intriga.

— Exacto, como bien lo dijiste.— la miro seriamente— Mira cariño, si tanto asco te doy, puedes levantar tu culito e irte a joder a otra parte.

— ¡Ay, que molesta! - habla con una voz tan chillona, que fastidia.

— ¿Acaso no te has visto?— su expresión de dominación cambia a una de sorpresa, ante mi respuesta. Y como alma que lleva el diablo, se fue, no sin antes, brindarme una mirada de superioridad.

Me hartan las personas caprichosas, por si no saben se ven patéticas, solo quieren sentirse superior por tener más que otro. Cambiando de tema, me aburro de leer así que me tomo la molestia de conocer la gran mansión, esta es blanca con partes negras y ventanas con vidrios reflectantes, o sea, desde adentro se ve todo, pero del exterior solo ves tu reflejo, el jardín es también muy llamativo pero sin perder la elegancia, este contiene variedades de flores cultivadas. Me escabulli por los árboles, encontrándome una columpio un poco malgastado, este lugar es divino.

— ¿Quien anda ahí? Creeme que si no sales vas a sufrir las consecuencias.

Lentamente me acerco a la voz y doy un brinco cuando siento una mano en mi boca, junto con lo que es un cuchillo, con este hace una leve presión en mi cuello.

— ¿Quien eres y quién te dijo de este lugar? - poco a poco aleja la mano de mi boca

— Yo... Yo... Me me llamo Aurora, nadie me dijo del lugar, y yo sola lo encontré. ¿Quien eres tú?— trato de soltarme de su fuerte agarré — Suéltame maldita sea, o gritaré.

— Me dicen Braxer. Y si gritas, esta hermosa navaja afilada va a clavarse en tu cuello. Tú decides.

— Ok ok, suéltame, no diré nada, no ví nada, no volveré a este lugar, a menos de que tú me dejes. ¿Qué dices?

— ¿Cómo se que no dirás nada? ¿Vas a decir que nunca rompes tu "código de mujer"? O tal vez ¿Pinky promesa?

— Vamos, ambos sabemos que eso suena estúpido— me aprieta aún más el cuello, dejándome casi sin aire.— Ok ok, como puedo... Puedo hacer que me dejes en paz y confíes en mí— me avienta bruscamente.

No sé. Hagamos algo... Te voy a dejar libre, voy a dejar que vallas a cualquier sitio oculto de la mansión, incluyendo este, pero hay una condición, te voy a mantener vigilada, para así darme cuenta que no me dices a Aurelio de mi existencia. ¿Estamos?— asiento

[...]

— Aurora, estaba buscándote, quería decirte que... Que el vuelo de tus padres se retrasa un mes. No puedes ir devuelta con ellos. Los tienes que esperar. Y te mandaron a decir que te aman mucho, y que van a mirar si pueden mandar a tu hermano.

[...]

Una semana después.

Danny Donovan

— Hola papá ya llegué. Tengo una noticia no tan buena para tí. Creo que debemos cerrar la cafeteria secundaria, la mayoría de empleados han ido renunciando, y los pocos que quedan ya me dijeron que dentro de poco lo harán.

— Danny por favor. Esto tiene que ser una broma. ¿Qué estás haciendo que disgusta a los trabajadores? ¿Estás de exigente?

— ¡Yo no e hecho nada! Pero...

— ¿Pero?

— ¡Ay no se! Y lo peor es que en las otras cafeterías está disminuyendo la clientela. Solo se que había ido Fernando, y apartir de ello, bajo todo, o eso quiero suponer... ¿Fernando habrá hecho algo?

— Habla con él

— ¿Qué? Yo le debo todavía del préstamo pasado, las veces que él iba era para cobrar. Quien sabe si habrá ofendido a algún trabajador, y como somos un prestigio, lo comentaron y por eso bajamos.

— ¿¡Sí ves!? Te dije una y mil veces que no hicieras negocio con ese patán, él es igual que su padre. Por culpa de tu maldita ambición y arrogancia, decidiste apostar por nuestro perfil. Caiste muy bajo. Sabía que esto iba a pasar. ¡Eres una decepción! Sabía que debí dejarle eso a tu hermana. Pero tú y tus mentiras me llevaron a confiar en tí. Lo mejor hubiera, era que te quedarás en el exilio, al menos cambiaste tu apellido, porque no toleraria que mi hijo con apellido incluído me lleve a la ruina.

— Ya tranquilízate. Además ella es menor de edad aún, así que yo era y SOY tu única opción.

— ¡Claro! Cómo tú no diste tu vida entera para... Para llevar a cabo eso. Te pedí que administraras eso. Pero tu ambición te llevo a hacer tratos innecesarios. Apenas ella cumpla la mayoría de edad, tú vas a dejar de ser en encargado de los cafés. Vete Danny.

— ¿Cómo que me valla?

— ¡Que te largues maldita sea!

Me voy de la casa sin más, hubo un tiempo en el que ese trato mejoró las ventas mientras que inicie mi mando. Pero claro, como todo tuve que pagar un precio, y no lo he hecho completo.

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Besos y abrazos, Katie.

Ig: @katie.mb.301

★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora