★La Favorita Del Narco★

C. 61

Un mes después.

Todo se ha vuelto un caos, Aurelio decidió volver a la sociedad y fue un golpe inesperado, estamos rodeados de la prensa todo el tiempo, que hacen preguntas inútiles e incómodas. Todo, gracias a qué, fuimos a realizar los preparativos para el velorio y entierro de Conny, mis intentos de que se quedará en casa fueron en vano, reclamo que era su deber, pues, como no estuvo para evitar su suicidio, se puso al deber de honrar su nombre, las cámaras de numerosos establecimientos notaron sus presencia y no dudaron en sacar a la luz aquellas imágenes, los noticiero nacionales son como carroñeros, se prenden de la primer porquería que vean. Numerosos periodistas entrevistaron los dueños de los locales, quieres fueron beneficiados con una exorbitante suma de dinero por los vídeos de Aurelio. Patrañas que nos llevan al ojo del huracán.

- Estoy arta de esta gente, ¿Es que, acaso no se cansan o no tienen casa? Estoy que salgo y los arremeto a punta de balas.

- ¿Podrías bajarle a la neura? - dice Aurelio sentado en el sofá, leyendo el periódico - ¡Ja! Soy una celebridad, oye esto, oye esto - se aclara la voz y actúa como un narrador dramático - "Renació de las cenizas como todo un fénix, demostrándole al mundo, que nada ni nadie será capaz de destruirlo" más abajo dice: "le hace completa referencia a la frase “al mal rato, buena cara” "

- Esto no me causa gracia, Aurelio. Estoy cansada de tener a esos ineptos buenos para nada merodeando la casa como si no intimidaran a nadie. Sabes... Voy a ir a soltar a los Rottweiler, vamos a ver si van a seguir fastidiando si ven a mis bebés gruñendoles.

- No los espantes, si quieren noticias para su televisora, yo sé las voy a dar.

- ¿Y que piensas decir? - dejo de mirar por la ventana y mirar a su dirección - No insinuaras salir y gritar a cuatro vientos algo como... "Simule mi muerte para que no encarcelaran a mi hija" o algo como "desaparecí por tres meses, porque estaba refugiado con uno de los clanes que hacen parte de mi imperio de droga"

- Ay, no seas dramática - baja el periódico para pasar su vista a mi ubicación - Conformate en que no te hostiguen, del resto me encargo yo. Además, ¿Por qué crees que todavía no he salido a dar declaraciones? Estoy creando mi coartada perfecta para desvanecer complots en mi contra.

- Que complots ni que nada, ¡Carajo!

Deja el periódico de un lado y se levanta, estirando su cuerpo tratando de liberar la pereza, se acerca a la ventana y observamos fijamente los periodistas que nos hacen señas, cierro la cortina de golpe volteandome hacia él.

- Está mierda me tiene hasta la coronilla, más te vale darle algo a esos carroñeros y ver si así dejan de joder tanto la puta vida.  - suelta una pequeña risa.

- Adiós, nos vemos en la noche, debo dar las últimas directrices a mis hombres para que la masacre de los norcoreanos quedé impecable y sin errores.

Aurelio.

Salir de esta casa es un martirio, atravesar el gentío y bregar que el carro no pase por encima de alguno de ellos. Los periodistas golpean el auto y la ventana en busca de mi declaración, pues como explicar que morí y reviví tiempo después, esto no es el libro de Jesucristo, quien revivió al tercer día.

Me dirijo hacia una de las bodegas abandonadas que tenemos como punto de encuentro, al llegar, noto que soy el último en llegar. Bajo y me adentro en el sitio. Esta reunión fue muy esporádica, está mañana ellos me llamaron.

- ¿Qué tal? - saludo al entrar a la sala - ¿A qué de debe esté encuentro tan espontáneo?

- Hombre, te estábamos esperando - habla Gregori, líder del clan italiano - Toma asiento, todos, pongámonos cómodos para dialogar el tema de importancia.