C. 17

1K 62 0
                                    

Narrador

Su actitud retórica y segura convence a Alberto, siguen hablando del tema, y del papel que cumplirá la nueva integrante.
Al momento de despedida, en una soledad intimidante y exitante, Alberto sostiene la mano de ella.

— Desde que te vi, algo cambio en mí, algo sexual, algo caliente.

Él guía su mano al bulto en su pantalón, ella sonríe y le hace creer que se rendirá a sus pies. Pero aquí, todos sabemos que los pensamientos inocentes no existen. Sin decir nada, ella se retira, antes de traspasar el marco de la puerta vuelve su mirada al cuerpo dentro de la habitación.

— Descansa Alberto, hablamos mañana.

— ¿Ya no te acuestas con socios? O no recuerdas los cachos que le pusiste a Aurelio con sus socios, es ridículo que quieras parecer un ángel, simplemente patético. Esto va a ser algo de tu gusto. Te haré ver las estrellas.

— No, lo que hice ya pasó hace mucho. Y tuve una buena razón para hacerlo.

[...]

Aurora

Estaba en mi cuarto leyendo, mi mamá entra asustada y cierra la puerta. Está agotada, sabrá Dios que tiene y de dónde vino corriendo.

— ¿Que paso? ¿Cooper está bien?

— Si si si. Gracias a Dios Cooper está bien. Hace unos días escuché al señor Aurelio que hablaba con un socio sobre una repartición de mercancía, que habían clientes esperando. Cuando entré, el socio y el señor se asustaron un poco.

— ¿Y eso que? —arqueo una ceja— ¿Ya no puede tener un negocio?— en mi segundo intento de leer mi mamá me observa fijamente y me desconcentra — ¿Hasta donde quieres llegas con esto? Lo que él haga o deje de hacer no es cosa de nosotras, con tal de que nos siga brindando la oportunidad de seguir aquí todo está bien. No te preocupes.


— ¿Por qué no te dijo en lo que trabajaba ti papá? Y ¿Tu papá te a dicho en dónde trabaja o que hace? Esto de se negocio no me convence del todo.

8.00 pm

Tocan la puerta levemente, me levanto para abrir la puerta pero llegó tarde, a medio hacia la puerta, Laila asoma lentamente su cabeza

— Tu mamá me dijo que te llamará cuando bajara a comer. La comida está recién.

— Gracias, ya voy.

Cuando cierra la puerta nuevamente, me lanzó en la cama para hacer tiempo y no llegar tan rápido. Ya en el comedor, Conny rompe el silencio.


—¿Cuando regresa mamá!

— ¿Por qué no le preguntas a ella? Cuando peleamos, a la señora le dio por irse ayer temprano. Ningúna persona de servicio la a visto llegar.

Cuando terminó, me retiro silenciosamente a mi cuarto, antes de salir del comedor Aurelio me detiene.

— Aurora una pregunta, ¿Ya sabes que vas a estudiar?

— Más o menos, tengo una opción, pero tendría que pensarlo mejor.

Olivia

Puta madre.

Tan solo recordar aquel momento, donde ese tipo apareció me hace erizar la piel. Tal pareció que a Aurora no le causó tanto temor, como si lo hubiese conocido, como si ya hubiera hablado o tenido cierto contacto con ese sujeto. Pero bueno, ya pasó un mes de ese incidente y no me puedo quedar toda la vida pensando en eso.

Cuando Antony llamo a mi madre, casi pero CASI se forma la tercera guerra mundial, mi madre es una mujer muy complicada con las noticias fuertes, cuando Antony le contó que mi vida peligro con un hombre desconocido casi se desmaya.
Sus regaños y reclamos eran infinitos. Habían pasado dos o tres días de la noticia, y me regañaba con comentarios tipo "¿Por qué no me comentaste sobre eso? No ves lo que te podía pasar"  "Olivia por Dios, pensé que tú confiabas en mí, me tuve que enterar por otros y no por tí."  Si ya se, muy exagerada, pero así era ella.

En fin.

Mientras que mi mamá preparaba la comida, el gato que entra y sale cuando se le da la gana, se sube a la mesa y tumba unos frasquitos de cristal, donde se almacenaban la sal y la pimienta, como era lo único que había de ello, mi mamá me mandó a la tienda, o al mini market. A las 8.15pm, las calles eran muy solitarias, se que en esta comunidad todos nos conocíamos, pero nunca se descartaba la oportunidad de que alguien peligroso nos siguiera para hacernos algo.
Para desgracia mía, al parecer ese día sería yo quien no regresaría a casa. Me fui con ropa cubierta, además estaba haciendo frío. Uno siente cuando es observado o seguido, y para mí mala suerte yo sentí la presencia de un alguien tras de mi. Cuando iba a doblar la esquina, me sostienen unos brazos fuertes, uno en el abdomen alto junto con mis brazos, y la mano en mi boca. Tenía un paño con ese líquido que te hace perder la conciencia. Todo se volvió negro y mis fuerzas se esfumaron.

Anónimo

— Valla tú, por fin que sirves para algo, por fin un trabajo bien hecho. Mira nada más este bombón, está más que deseable.

— ¿Para que quieres más mujeres? ¿Qué está no era la amiga de una de chica que vive en la casa de Aurelio?

— Si, la quiero porque desde que la ví en esa foto, la he estado deseando desde entonces, solo será un pequeño rato de diversión.

Mi acompañante y yo vemos que el cuerpo de la chica se mueve lentamente, creo que hubo mucho cloroformo en el paño. Trata de moverse pero la tengo atada por si pensaba escapar.

— ¿Donde es...

— La chica está despertando, mira a ver qué dijo, porque de lo suave que fue el susurro no se oyó nada.

— Hola belleza, ¿Dijiste algo hace un rato?

— ¿Dónde estoy? ... — cuando ella reacciona y capta que no está en un lugar familiarizado, se exalta y empieza a moverse bruscamente — ¿Quien carajos eres? Su puta madre que me contestes te digo. ¿Dónde estoy y quien carajos son ustedes?

— Todo con calma belleza, él es Zed y yo soy Mauri, tranquila que esos no son nuestros nombres reales, ¿Encerio creíste que ramos tan idiotas? Por favor... Llama a la mucama, que la saqué de este establo, y que la lleve a una habitación, quiero jugar un rato con el ratoncito.

★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora