C. 42

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Crees que ya sanaste una herida, hasta que llega el amargo recuerdo y la dolorosa ausencia.

Cómo es posible que existiese gente tan de poco sentir, esa chica me reabrió la herida que ya creía curada. Me hizo recordar lo miserable que es mi existencia, pues no poseo a mi amiga y mucho menos a mis padres.

Vuelvo y me siento en el mueble, con la expresión sería, la chica de servicio se acerca mí, y se sienta a mi lado.

- ¿Quien era?

- Un ser horrible, quien se hace pasar por mi difunta amiga.

- ¿Qué tan segura estás de que ella murió? ¿Entregaron su cuerpo, algún informe?

- No se, pero si hubiese seguido con vida, me contactaba.

- ¿Y si sus secuestradores no le daban opción alguna de comunicación? Citala, hazle preguntas. - mis ojos se comienzan a cristalizar - Pregúntale sobre cosas que solo ella debe saber. No sé, pero dale la oportunidad de la duda. Te dejo para que lo pienses.

Se retira de mi lado. A mi mente llegan recuerdos... Momentos maravillosos que pasamos ambas, sus actitudes de niña chiquita, sus bailes tontos cuando algún chico de su interés le daba antencion, ella era mi confidente, a la única que le confiaba tantos sucesos o pensamientos.
Creo que ella tiene razón, debo dar el benefició de la duda.

Aurelio

Estaba reunido con mi agente privado, decidimos juntarnos en su oficina, hablábamos de que Miriam seguía viva, y entre los dos dábamos ideas de hacerla caer de una vez por todas.

- Pero debes ser cuidadoso Aurelio, no sabes si ella está relacionada con tus hijos, y no sabes cuándo rencor debe haber en esos 3 seres. Además, debemos destapar al topo cómplice de tu accidente.

- ¿Por dónde iniciamos? Yo digo... - mi celular empieza a sonar.

Cuando saco del celular del bolsillo, en la pantalla no aparecía un número como tal, solo decía "número privado". Entre los dos nos miramos mientras suena; una vez deja de sonar, pensaba en guardar nuevamente el aparato, pero recibo la llamada con el mismo nombre.

- Contesta... Quizás si lo rastreamos, nos de resultado.

- Hola, ¿Quién habla? - contesto y lo coloco en altavoz

- Querido... Hace cuanto no escucho tu voz, ¿Qué tal todo desde mi ausencia? Me enteré de que Conny, o mejor dicho, Virginia Morgan y Danny Donovan planearon hacerte daño, ¿Cómo estás?

- ¿Qué quieres? ¿No será que tú también fuiste cómplice? Espera, no contestes, como si tú fueras a confesarlo. No quiero recibir llamadas tuyas por ningún motivo.

- Creí que te sorprendería escucharme.

- Sabía que en algún momento repuntarias ante mí. - silencio - ¿De que se trata esta llamada, dudo que sea para disculpas.

- ¿Disculparme, yo? ¿Por qué? Ni motivos tengo.

- ¿No? ¿No te parece suficiente con irte y aliarte con mis colegas? Aparte de que te tiraste y jugueteabas con uno de ellos.

- ¿Cómo sabes eso?

Suelto una carcajada que resuena en toda la oficina- Querida, debes aprender, que de este narco rey, nadie se le escapa. Y mucho menos una mujer estupida que supone que el mundo está a su disposición. Madura mujer. Te veía más inteligente Miriam.

- Me las vas a pagar, y de manera cara. La chiquilla esa, Aurora, va ser quien pague por tus errores, te daré en tu punto débil.

- Uh, como tiemblo. Hazme algo, ándale, no te imaginas el haz que tengo bajo la manga, creí que buscabas paz, pero acabas de despertar al dragón. No te quejes cuando andes en la miseria. - cuelgo.

- Esperaba muchas cosas de Miriam, y está estaba en la lista. Ten cuidado, no quiero llegar a investigar una posible muerte causada por tu esposa. Inicia los preparativos del divorcio.

- Si lo hago, posiblemente conspire más contra mí. Debemos pararla lo más rápido posible, no voy a permitir que le haga daño, a lo que hasta ahora he considerado más importante para mí.

- ¿Tan importante es Aurora?

- Es como mi hija, casi pierdo la cabeza cuando supe que fue abusada, si está zorra le llegase a tocar un pelo, va a conocer al mismísimo diablo; así la mate con mis propias manos. Me retiro, debo hacer llamadas para aumentar la seguridad en la casa.

- Ok, alguna cosa, nos comunicamos.

Nos damos un fuerte apretón y me retiro, inicio la lista de llamadas, e inclusive, una, la cual nunca pensé usarla.

En la vida de narcotraficante, te alías con bastante gente, unos buenos otros malos; la cuestión, es que en una alianza que forjé, me prometieron fidelidad, con la condición de poseer órganos humanos. Obviamente en el momento acepte por no quedar mal frente a aquellas bestias.

Es verdaderamente atroz vender ello en el mercado negro, nunca ví cosas más macabras.

- Aurelio, viejo amigo, ¿A qué se debe está placentera llamada?

- Necesito su ayuda, estoy siendo amenazado, dijeron hacerle daño al ser más importante para mí, necesito gente capaz y fuerte que no se intimidad fácil, que mejor que acudir a tí.

- inteligente llamada, déjame decirte, pero ya sabes cuál es la condición, ¿No? ¿Estás dispuesto a ese sacrificio mental para proteger tu pellejo y el de esa persona?

- Si, les daré su... Su paga, y verán que de tan buena calidad.

- Muy bien eso queríamos escuchar, mañana en la mañana iremos a tu casa, acordaremos las tareas, ¿De acuerdo?

- De acuerdo. - se corta la llamada

Un asco se apodera de mí, me dan ganas de vomitar, con tan solo pensar viseras humanas. He visto los órganos fuera, obviamente, a cuánta gente no he torturado y asesinado, pero en la vida he matado a alguien, solo por el simple hecho de ganar dinero con su organismo.



★La Favorita Del Narco★ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora