A mi derecha está Tomás y a mi izquierda está David. Somos los testigos que formamos parte del ministerio de la fiscalía. Los tres estamos sentados en la primera fila a la izquierda del tribunal. En la parte derecha están sentados Yudith, Óscar y Daniela, que forman parte de los testigos de la defensa, el señor Fernando Montesinos. Al frente, en el estrado principal, el juez junto al letrado consejero. En el perfil izquierdo el abogado del acusado y la silla todavía vacía del señor Fernando Montesinos. En el perfil derecho el representante general de la fiscalía y el jurado popular.
Unos pasos reverberan en el pasillo central y el silencio abrupto se apodera de la sala. Su figura erguida custodiada por dos agentes de policía emana poder y respeto filtrándose en los huesos de todos los participantes del juicio. Él es el hombre perfecto para helar la sangre del planeta, el propio magma. Sus ojos negros como la noche, impasibles y sin miedo, congelan a quien lo mire durante más de dos segundos. No teme a nada. Su perfil de mentón elevado y su suave sonrisa demuestran que dentro del horror al que va a ser sometido al ser desenmascarado controla cada uno de sus movimientos. Estoy de espaldas sentada en la primera fila frente al estrado. Mi perfil lo observa de soslayo, pero de inmediato siento el peso de sus ojos escrutar mis facciones. Con rapidez, desvío el rostro y lo clavo con diligencia en el juez. No quiero enfrentar su mirada, todavía no. Rebasa mi ubicación y se sienta junto a su abogado en el lateral izquierdo entre el juez y la primera fila del tribunal, la mía. Sé que sigue mirándome, pero lo ignoro aunque mi corazón esté a punto de hacer un agujero en mi pecho y caer al suelo dando brincos del dolor y de la ansiedad que me genera vernos en esta situación.
—Buenos días, señores y señoras —saluda con seriedad el juez de pelo blanco y toga negra—. Hoy día 15 de abril a las nueve de la mañana se inicia el juicio ante el tribunal superior de justicia de la ciudad de Málaga. Aquí presente el señor Fernando Montesinos Sáenz, acusado por el delito de fraude procesal ante la Unidad de Inteligencia Criminal al provocar el error en el dictamen de la resolución del suicidio de Jazmín Sánchez Rodríguez el pasado 22 de enero de 2007. El señor Fernando Montesinos Sáenz está acusado de emitir falsos testimonios y simular un crimen al manipular la escena de un suicidio hoy día corroborado por nuestros médicos forenses al disponer de la prueba fehaciente del cuchillo utilizado para los diversos cortes que Jazmín Sánchez Rodríguez propició en su cuerpo. A continuación, iniciamos el juicio dándole la palabra a los testigos de la defensa del acusado. Ruego silencio y colaboración.
Se levanta Yudith y ocupa la tribuna al lado del juez. Su semblante es relajado. Me imagino que sabe lo todopoderoso que es su jefe y que por muy grave que sea la acusación saldrá más o menos ileso. El fiscal le pregunta sobre su relación con Fernando y su relación con Jazmín. A ambas preguntas responde que siempre fue amable, respetuosa y positiva. Sin embargo, en los últimos meses antes de su muerte, tanto a Fernando como a Jazmín, los vio desvalidos y sumidos más que nunca en una lucha interna. También le inquiere si conocía o sospechaba que Fernando había ocultado el suicidio y simulado un crimen. Ella declara que lo desconocía por completo, pero añade la rectitud u nivel de responsabilidad y respeto que Fernando le propicia como jefe. De igual forma, llaman a Óscar, que hace un énfasis infinito en defender a Fernando; declara que es un hombre fiel, coherente, bondadoso y reservado, cualidades que esconde a primera vista, pero que son de fácil apreciación en círculos más íntimos de confianza. Finalmente, llaman al estrado a Daniela. Ella se levanta y se sienta. Sus pupilas como dagas al primer lugar que acechan son las mías. No sé por qué mi cuerpo se tensa de esta manera. No sé por qué, pero casi no puedo respirar. Sus profundos iris verdes me acuchillan sin disimulo con un rencor y odio desmedido. No logro sostener esa mirada malévola en la que me culpa de absolutamente todo e incluso me critica por existir. Así lo siento. Su testimonio es una débil defensa a favor de Fernando y, sobre todo, una afligida y sorpresiva actitud ante el suicidio de su amada amiga Jazmín.
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HUNDIDA EN TU OSCURIDAD © (En físico)
RandomFernando, hermético, envuelto de poder, lujuria y el control absoluto de todo y todos, lucha por someter a Leticia a cada uno de sus caprichos a un mundo completamente desconocido de seducción y puro sexo... Un asesinato por resolver, misterios, si...