Mayo de 2007
Mi querido ángel:
Escribir es lo único que me acerca a ti, que me hace sentir a tu lado. Imagino tus ojos leyendo mis letras y tu respiración suspirar entrecortada para digerirlas y confrontarlas. Perdona por el desorden de las mismas, las escribo días diferentes y en momentos distintos. Después de cada tarea, siempre vuelvo a ti. Tengo millones de trocitos de papel rociados en los que te escribo y luego los uno aquí.
Aunque quizá no te importe demasiado, estoy bien. No me molesta nadie. Nadie se atreve a meterse conmigo porque saben que con una sola palabra y con un solo puño lo destrozo y mucho menos sufro por estar entre estas rejas. Esto no es nada en comparación al infierno mil veces peor que llevaba dentro. Ahora veo la luz que había enterrado hundida en la oscuridad de la culpa y los remordimientos por no tener la valentía de decirte la verdad. Eso me asfixiaba cada día con más fuerza. Aquí lucho con la verdad en mis manos, y eso me hace fuerte y poderoso, aunque este lejos, aunque no pueda verte...
Lo que no puedo evitar, y se apodera de mí, es un nuevo sentimiento: la cruda y dura envidia. Me estoy muriendo de envidia del aire que acaricia tu rostro. Envidia del agua que bebes porque toca tus labios, se mueve en el interior de tu boca y lava tu cuerpo desnudo. Envidia de todo aquel que te mira porque tiene el cielo ante sus ojos. ¡Mi cielo! ¡El mío! El mismo que no voy a cesar en conquistar porque te has convertido en mi todo, en mi ángel perdido, en mi bendición encontrada.
Gracias a ti estoy luchando por primera vez en convertirme en persona y vivir en el desafío de tu conquista, aunque si la vida me fuese arrebatada en este preciso instantes, no podría sentir que es injusto. Yo ni siquiera merecía un minuto a tu lado, en cambio, estuve horas contigo, dormí abrazándote e incluso estuve dentro de ti. Dios mío, soy el hombre más afortunado del mundo. Dios lo sabe, ni siquiera te merecía un solo segundo y te tuve. Podría morirme ahora y sentiría que la vida fue justa conmigo.
Te envío un nuevo trocito de partitura de la canción que estoy componiendo solo para ti, amor mío.
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HUNDIDA EN TU OSCURIDAD © (En físico)
RandomFernando, hermético, envuelto de poder, lujuria y el control absoluto de todo y todos, lucha por someter a Leticia a cada uno de sus caprichos a un mundo completamente desconocido de seducción y puro sexo... Un asesinato por resolver, misterios, si...