𝐋𝐗𝐈𝐈𝐈: 𝐑𝐞𝐞𝐦𝐩𝐥𝐚𝐳𝐨𝐬

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«Es la hija del profesor Snape

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«Es la hija del profesor Snape.»

«Malfoy intentó quitarse la vida.» «¿Has visto que terminó en la enfermería?» «Es la que salvó a Draco.» «Salió de la Sala Común pálida y con la ropa hecha un desastre.» «Ella lo encontró en su habitación.»

«¿Viste sus ojos?» «Es la que se acostó con su primo el año pasado.» «Es la nueva integrante de los Dorks.» «Ella y el otro chico tienen una magia extraña.» «Su apellido es Dorks Snape.» «Es extraña.» «La chica de los ojos dorados.»

«¿Se alimenta? Cada vez está más delgada.» «Algún día va a morir.» «¿Alguna vez la vieron cenando en el Gran Comedor?»

«Su padre expulsó a las hermanas Greengrass.» «Se dice que la hija de Snape, envenenó a Draco Malfoy. Es la número uno en su clase y sabe hacer venenos que nadie ha podido hasta ahora.» «Oí que sobornó a Dumbledore para que no dijera nada.»

«¿Viste sus cicatrices? Sólo quiere llamar la atención.» «La han visto subirse a la Torre de Astronomía.»

«Se supone que está con Harry Potter, pero sospechan que lo engaña con Draco Malfoy.»

Aquellas, eran algunas de las conversaciones que se oían por los pasillos.

Pasear por ellos, era recibir dagas asesinas de cada uno de los estudiantes. Con el tiempo, los comentarios y las críticas, no podían importar menos, y aprendí a ignorar hasta a quienes no merecen siquiera respirar el mismo aire que yo. Ignoras, porque sabes que todo lo que dicen, es falso, o, incluso, es real, pero nadie lo sabe. Reconoces que te has vuelto una celebridad sin mover más que un dedo, ya que saben cada piel muerta que habré dejado en el suelo.

Mi padre estaba acostumbrado a escuchar cada una de sus estupideces. Prefería ser conocida como la chica de los ojos dorados, que como la recta hija de Snape o la zorra que tiene un chico nuevo, cada semana.

Los que éramos débiles, nos volvimos fuertes. Los que eran felices, hoy deberán enfrentar batallas infernales. Quienes eran fuertes, se quebraron por dentro. Y los que nos engañamos a nosotros mismos..., nos dimos cuenta de todas las mentiras que hemos cargado en la vida, estarían ahorcándonos hasta terminar de morir.

Mi paciencia se había agotado y era mejor si se apartaban de mi camino, así no tendría que darles de qué hablar realmente.

—¿Te irás a casa? —entrelacé mis manos sobre la camilla.

—Je ne vais pas à cet enfer.

«No voy a ir a ese infierno.»

La punta de su lengua rodó por el interior de su mejilla. Estaba molesto porque lo obligaron a volver y no quería ver a su padre. No quería estar solo.

—Resterez-vous à l'infirmerie jusqu'aux vacances? —Levanté ambas cejas.

«¿Te quedarás en la enfermería hasta las vacaciones?»

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora