𝐗𝐋𝐈𝐕: 𝐉𝐮𝐫𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐈𝐧𝐪𝐮𝐞𝐛𝐫𝐚𝐧𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞

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Aporta escenas desgarradoras para lectores sensibles

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Aporta escenas desgarradoras para lectores sensibles.

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Las dos semanas en la casa Weasley, también llegaron a su fin. Todo lo bueno tuvo un final. Siempre hubo un punto muerto en todo círculo vicioso.

Quizás lo dramático siempre fue lo mío, porque siempre me gustó la acción, el bullicio. Pero esto era diferente. Luchaba eterna e internamente por un revoloteo de ideas capciosas al respecto de mi vida. Al respecto de lo que definiría mi vida, si es que tenía el control de ella. Pero no sostenía tantas opciones a mi mano, porque, por un momento, podía sentirme fuerte y traicionera. Fluía la adrenalina, me cegaba y maquinaba las cosas con frialdad.

Por otro lado, tenía miedo de ser la aclamada "villana". La que engañaba a sus amigos, la que no podía objetar y estaba obligada a realizar tareas que no quería hacer. Ese era el camino que Voldemort clavaba en mi pecho.

Usada. Así me sentí siempre; usada por los demás para conseguir su propia lujuria y poder. Quizás eso debía hacer yo, o prácticamente estaba haciendo. Debía tomar las riendas a mi favor y pensar por y para mi conveniencia, mover las piezas calculadas. Dónde debía avanzar y dónde retroceder. Quizás algo más me carcomía, el repentino saciar que podía sentir cuando los engaños salían perfectamente. Eso sólo aumentaba mi ambición, pero luego recaía.

Luego sentía ese vacío interminable. Se sentía como morir. Me sentía muerta la mayor parte del día, pero no quería demostrarlo.

Buscaba que los demás no se preocuparan por algo que no tenía solución, pero ahí lo tenía a él. De las pocas personas que realmente podían saciar cualquier sed que tuviera. El dolor de mentirles a mis amigos martillaba en las noches, con esa sensación y sencillez. Muerta. Así se sentía en esos momentos. Pero no podía hacer nada. Ese era el maldito problema. Yo no podía, nunca pude hacer nada. Quizás encontraría una respuesta a todas mis ensoñaciones, mis pesadillas realistas, el brillo de mis ojos y mis dolores punzantes en las mañanas. 

Tal vez estaba loca, o la falta de una buena alimentación estaba haciéndose presente. Tal vez no dormía lo suficiente, dedicándome a derramar y desbordar mis ojos. Quizás aquella lujuria que sentía al poner en riesgo mi vida, estaba dejando secuelas. Tal vez solo me encontraba estresada. 

Muerta. 

Tal vez estaba muriendo y nunca me había dado cuenta.

Pero no era una sensación nueva, la he sentido siempre. Y cuando los demás estaban conmigo, lograba lidiar con esa desgarradora sensación. Quizás era la depresión o mis ataques de ansiedad.

Debía dejar de pensar, o acabaría muerta.

Me volví por la chimenea, donde me sentí atrapada en un agujero. Pero este era aún más culposo que el anterior. 

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora