💚 Primera parte de la bilogía |Draco Malfoy| 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼.
Creía que los miedos se proyectaban únicamente en los sueños... Pero, ¿quién pensaría que podrían hacerse realidad?
Desde pequeña mi madre y mi padre me rogaron que m...
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—Sabes, Hermione, no he recibido más cartas —acomodé el libro en la estantería—. ¿Existe la posibilidad de que hayan sido de Diggory?
En quince años, recibí afecto de los demás, pero no con la misma voluntad que lo hacía yo misma. O con la que era capaz de sentir. Siempre fui capaz de demostrar mi aprecio hacia las demás personas, a pesar de que odiaba hacerlo. Lo hice cuando tomé conciencia de que, las personas que más amaba, serían capaces de traicionarme al tener la oportunidad. Cada vez que los días pasaban, terminaba dándome cuenta de quiénes me hacían sentir de esa forma. Quizás, hasta que encontrara a las personas correctas, en el momento correcto.
Blaise Zabini llegó en el momento indicado y se volvió mi persona favorita en el mundo. Si le demostraba afecto, él también lo hacía, incluso si no y no quería soportarlo. Theodore Nott también estaba convirtiéndose en alguien especial y Malfoy siempre ha tenido sus pros y sus contras, pero seguía siendo el idiota de siempre.
Las cartas "incógnitas", a pesar de ser algo empalagosas, me absorbían de la realidad.
—Lamento oír eso.
—Sus cartas me hicieron sentirme mejor. Es como si por primera vez, sintiera algo genuino.
—Sé cómo te sientes —ella guardó los dos libros que tenía en sus manos.
Sonreí.
—¿Piensas escribirle a Krum?
—Estuve pensando en eso, no lo sé —suspiró—. ¿Empacaste tus cosas?
Nos dirigimos al pasillo.
—No, este año nos quedaremos en el castillo —mentí.
—Imagino que debe ser horrible..., pero tener el castillo para ti sola, puede ser algo productivo.
Ambas nos dimos miradas diferentes.
—Quizás —asentí—. Ojalá lo sea. Te acompaño a tu Sala Común, así me despido de los demás —cambié de tema.
El castillo ya no estaba tan poblado de alumnos, lo que hacía al silencio, menos ansioso.
Mi cabeza procesó la idea de esta noche. Mi padre me advirtió que se organizaría una reunión para darle la bienvenida a Voldemort. La ráfaga de miedo, me recorría el pecho cada vez que pensaba en ello e intentaba ocultarlo. Hace años que no lo veía, que no temía cada vez que oía su nombre. Y, no solo eso, era mi obligación verlo luego de catorce años.
Me veía como su hija, como el potencial para vengarse de mi familia. Recuerdo que solía llamarme "Pequeña Riddle". Me daba escalofríos cada vez que lo oía salir de su boca.
Una chica se largó a la sala y dejó la entrada para nosotras. En el sofá, se encontraban sentados Ron y Harry.
—¿Qué harán estas vacaciones? —Me acerqué a ellos.
