"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼

⸙ 𝐄𝐏𝐈́𝐋𝐎𝐆𝐎

𝐄𝐩𝐢́𝐥𝐨𝐠𝐨:

"Si tuviéramos cinco minutos más".

Para mejorar la experiencia, recomiendo escuchar "I Found" de Amber Run y, después, "All I Want" de Kodaline a partir de acá.

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Cuando nos despedimos de los demás, Rehentt y yo conversamos sobre la idea de vender nuestras casas en la Hilandera. Ambos teníamos la mayoría de edad y muchos recuerdos que borrar. Los tres herederos Dorks nos encargaremos de reclamar lo que nos pertenecía y vivir en la mansión como la descendencia siempre lo ha dado. 

Draco se acercó a mí y tomó mi mano.

—¿Nos vemos en casa? —les pregunté a Thomas y Rehentt.

—Nos vemos —asintieron antes de irse.

Mis ojos fueron a Draco, que me observó con tanto anhelo y disfrute, que me permití verlo de la misma forma. Dejé mi mano sobre su mejilla, acercando nuestras cabezas el uno al otro. Mi mano aún podía sentir la suavidad de su piel y los anillos congelados sobre sus dedos. Me permití sentir sus caricias como no las había sentido antes, con la paz de saber que todo se había acabado.

—¿Me permites demostrarte todo lo que he sentido durante este año? —Preguntó, observando mis ojos como las joyas más majestuosas del mundo.

—Está bien —asentí.

Su nariz rozó la mía, enloqueciendo a mí corazón más de la cuenta. Sus manos sostuvieron mi rostro con delicadeza, sólo disfrutando del simple contacto entre nuestras pieles. Los pequeños centímetros se sintieron como la lejanía más infinita del mundo. Sólo permanecimos unos segundos así, sintiendo lo que solíamos reprimir de nosotros mismos.

Sus labios se acercaron a los míos. Cuando pude apreciar su respiración mezclada a la mía y la suavidad de sus labios, sentí que me deshacía por completo. La sensación de ese beso fue de las que nunca sentimos de otro. Pudimos sentir el tiempo, la lejanía, la tristeza y la felicidad que atravesamos durante tanto tiempo. Sus manos sobre mis mejillas martillaron dentro de mi estómago como mariposas, pero esta vez, ellas estaban vivas.

Dejé mi mano sobre su pecho, sintiendo los latidos genuinos de su corazón cuando sus ojos vieron los míos. Sonreí, apareciendo y atesorando la sensación de felicidad sobre mi pecho. 

—Quiero que te quedes conmigo esta noche —dijo, logrando entrar a mi corazón con sus palabras.

—Lo haré —acepté.

Volvió a besar mis labios antes de aparecernos en su habitación. Mis pies caminaron por los pisos de madera, observando mi piel y, aunque hiciera el esfuerzo por que apareciera, la marca no lo hacía. Cuando levanté mi vista, el espejo de cuerpo entero aún tenía mi beso en él... pero cuando miré lo que reflejaba, mi sonrisa desapareció.

Me di la vuelta cuando las lágrimas aparecieron y mis labios no dejaron de temblar. Cubrí mi rostro, con las manos temblorosas.

—Juro que voy a matarte —balbuceé, volviendo mis ojos a él.

—Si vas a dejarme esperando, me verás muerto.

Sostuvo la caja negra en su mano, dejando en vista el anillo que me ha regalado las últimas trescientas cincuenta veces. Pero ahora tenía otro significado. 

Uno mucho más importante.

—Prometí que cuando todo esto acabara, tendríamos una familia. Y todavía quiero que nuestra primera hija se llame Lyra, pero primero debo saber si tú también lo quieres.