𝐋𝐗𝐕𝐈: 𝐀𝐬𝐟𝐢𝐱𝐢𝐚

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Contiene  escenas sensibles para algunos lectores

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Contiene escenas sensibles para algunos lectores.

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Salí de su Sala Común, observando el suelo, agotada.

No quería hablar con nadie, no quería recibir miradas repletas de crítica, ni ningún comentario. No quería absolutamente nada. Me alejé por los pasillos y abrí un pasadizo, recogiendo mi cabello cuando estuve sola. Las mejillas se empaparon, repletas de resentimiento.

Bajé las escaleras mientras las antorchas se encendían con mi llegada.

Empujé el muro de un salón vacío y escapé por la puerta, saliendo al pasillo para entrar a la sala. No había demasiadas túnicas verdes un sábado a las siete, pero intenté esquivar su presencia. Para mi suerte, fue fácil. Pasé desapercibida mientras subía al pasillo de los hombres y abrí la última puerta, respirando profundamente.

Me quité la camiseta y tomé una del armario, permitiéndome caer sobre las sábanas, sollozando mientras cubría mi rostro. Abracé su almohada, sin atreverme a soltarla. Me cubrí con las mantas, con los ojos cristalinos mientras observaba las ventanas del lago negro.

—Lo siento —susurré, negando con la cabeza.

No dejé de llorar hasta que quedé dormida. Compensé mi cansancio. Esta vez, no soñé con absolutamente nada, solo tuve la oportunidad de no pensar en nada, de descansar mi mente. Sentí la calidez fría de las mantas, profundamente sumergida en el ruido blanco.

—Chiara —oí susurrar.

Negué con la cabeza, aferrándome a la almohada, mientras acariciaban mi hombro.

—Déjame sola —apenas susurré.

—Chiara, te traje algo, por favor.

—Blaise...

—Chiara, por favor.

Froté mis ojos, molesta por haberme levantado. Apenas pude ver la hora marcada en el reloj.

—Te traje algo para que pudieras comer.

Me incorporé, con los ojos hinchados y secos. Observé la bandeja con el desayuno, revolviéndome el estómago como de costumbre.

—Gracias —susurré, apenas en un hilo de voz.

Me abracé a mí misma antes de animarme a tomar una galleta. Blaise sonrió, pero no quise verlo. No quería una reacción sobre algo con lo que no debería tener problemas, sobre algo tan simple e insignificante. Algo débil. Mordí, mastiqué y tragué, tragué todos mis problemas.

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora