𝐗𝐗𝐈𝐈: 𝐒𝐮𝐦𝐚 𝐈𝐧𝐪𝐮𝐢𝐬𝐢𝐝𝐨𝐫𝐚

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Theo ya se había enterado de mi relación con Draco, ya que Blaise no podía cerrar la boca. Ambos habíamos tenido muy en cuenta que, el supuesto secreto, no duraría tanto. Al inicio, acepté esa decisión, porque no era capaz de procesar el regreso de Lord Voldemort y que todos supieran y continuaran juzgando mi ex-relación con Fred. Que yo misma no pudiera dejarla atrás, me aterraba que nuestra relación, ya no fuera nuestra. Ahora, estaba segura de que había tomado la decisión correcta al decir que sí. 

Quizás, ambos habíamos pasado años peleando el uno con el otro, pero él era parte de mis cicatrices y conocía cada uno de mis traumas, como yo conocía los suyos. Eso lo hacía diferente al resto.

Mi relación junto al trío de oro se desvanecía a cada segundo. 

La noche anterior, Harry apareció con unas quemaduras en la mano que delineaban la frase "No debo decir mentiras". Hermione y yo nos encargamos de que los profesores se enteraran del asunto, luego de insistirle por horas. Y, a pesar de que Harry no quería contarlo, no eran métodos aceptados en la escuela. No debían de ser métodos aceptados en ningún lado.

Dumbledore no le dirigía la palabra, nadie en Hogwarts lo observaba con normalidad, Voldemort había regresado y tenía una gran carga sobre sus hombros.

Todos estábamos hundiéndonos solos.

La rubia se removió sobre su asiento.

—¿No van a dejar de mirarme de esa manera? —preguntó, sintiendo las miradas de toda la mesa de Slytherin.

—Cuando consigan otro chisme se calmarán —contestó Daiana.

—Me han mirado de esa forma todas las veces que me he sentado en la mesa de Gryffindor. Lo olvidarán al instante.

Luego del día en la cabaña, Ariana, Daiana y yo, nos dimos la oportunidad de conocernos aún más. Daiana era una chica silenciosa, pacifista. Ariana, por el contrario, a simple vista era una chica tranquila y, cuando realmente comenzaba a conocerla, era un torbellino en bruto. Ambas tenían algo que me generaba intriga. Y quería descubrir más de ello.

—Perdóneme, profesora, pero, ¿qué insinúa? —El sonido rebotó por las paredes del Gran Comedor.

—¿Umbridge? —susurró la morena, frunciendo su ceño.

Al igual que un gran grupo de alumnos frente a nosotras, nos levantamos de la mesa y salimos hacia el pasillo.

—Solo le pido, que tratándose de mis estudiantes, se atenga a las medidas disciplinarias comunes.

Minerva estaba de pie en medio de las escaleras junto a Umbridge. Todos estaban muy atentos a la conversación.

—Parece absurdo, pero suena a que estás cuestionando mi autoridad en mi salón de clases, Minerva.

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora