💚 Primera parte de la bilogía |Draco Malfoy| 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼.
Creía que los miedos se proyectaban únicamente en los sueños... Pero, ¿quién pensaría que podrían hacerse realidad?
Desde pequeña mi madre y mi padre me rogaron que m...
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—Estoy congelándome —murmuré, frotando ambas de mis manos.
—En esta época del año parece que la nieve te va a caer encima. Los pasillos se sienten como el hielo —contestó Theo mientras volvíamos a la Sala Común para buscar abrigos.
—Faltaría más para traer una chimenea conmigo.
—Lo mismo digo —asomó su cabeza un segundo por el pasillo, antes de volver a mí—. Oye, tengo que irme un segundo, pero estaré aquí en un rato. —Se fue alejando mientras hablaba—. Ve a la sala para buscar las cosas.
—Está bien...
Se fue hacia, no sé dónde mientras retomaba mi camino por el muro de piedra. Dije la contraseña, entrando junto a otras dos chicas de mi casa. La frialdad del lugar era eclipsada por la chimenea junto a los sillones de cuero negro. Acomodé los pequeños cabellos rojos que se escaparon de la coleta y subí las escaleras. No tardé demasiado en escuchar una fuerte conversación entre las puertas.
La curiosidad mató al gato, pero como a mí me daba totalmente igual morir... Acerqué mis pasos, disimuladamente, a la entrada para poder oír mejor.
—¡Tienes que hablarlo con ella! —gritaba Blaise.
—¡Pero está mintiendo! —exclamó Draco.
—No sería capaz de mentir con algo como eso —Hubo un pequeño silencio—. Si tú tienes un problema con Chiara, ve y resuélvelo tú. Sabría si mi mejor amiga está mintiendo.
—Pues no estás dándote cuenta.
—Ella no mentiría con algo como eso. Es el problema de sus familias, no el mío —pareció finalizar Blaise, acercándose hacia la puerta.
A voluntad propia, permanecí allí cuando abrió. Crucé mis brazos con una expresión cansada en el rostro.
—Eres cada vez más patético, Malfoy. Igualito a tu padre.
—Estarás muerto, Draco —murmuró Blaise. Entró nuevamente a la habitación en cuanto me acerqué para pasar.
—Eres increíble, no sabes qué hacer más que despreciarme frente a mis amigos.
—Si tú mientes...
—¡¿En qué te he mentido?! —pregunté, aguantando las ganas de estamparle la cara contra la puerta.
Zabini se retiró y cerró cuidadosamente la puerta, temiendo de ambos.
—En lo que tu madre hizo. Yo sé... Traicionó a mi familia y nos vendió uno, por uno.
—¡¿En serio te da la cara a decir eso?! ¡Mi madre te salvó la vida Draco! —exhalé, ignorando el temblor de mi respiración—. Aún no puedo creer que quieras hacerme sentir mal de nuevo, realmente pensé que habías usado la cabeza.
