💚 Primera parte de la bilogía |Draco Malfoy| 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼.
Creía que los miedos se proyectaban únicamente en los sueños... Pero, ¿quién pensaría que podrían hacerse realidad?
Desde pequeña mi madre y mi padre me rogaron que m...
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—¡Chiara! —Chillaron—. ¡Despierta!
La voz se oía lejana, pero el golpe en mi mejilla fue suficiente para despertar de inmediato.
—¡Ariana! —me quejé, pasando ambas manos por mi rostro—. ¡¿Por qué carajos haces eso?!
—¡El sapo fue suspendido y tiene una investigación pendiente! —gritó felizmente a mi lado, sosteniendo el periódico.
—Pero...
Me incorporé rápidamente. El dolor de cabeza me desoriento como para que la nariz me sangrara. Daiana me extendió un pañuelo presionando sus labios. Su expresión era agotadora, sus ojos apenas enrojecidos.
—Con cuidado, cálmate, Ariana.
—Pásame eso —le pedí a la rubia, incorporándome con cuidado.
—Toma.
Una imagen resaltaba entre la enorme cantidad de texto; "Dumbledore y Potter reivindicados" estaba impreso enormemente en la portada.
Una sonrisa de alivio se generó en mis labios.
—Renuncia el Ministro —leí para mí misma mientras pasaba las páginas—. "Umbridge suspendida, investigación pendiente" "Director de Hogwarts restituido".
Respiré profundo.
Pasé la página, pero mi lectura se detuvo. Toda sonrisa en mi rostro, se desvaneció por completo. Podía sentir que el tiempo dejaba de correr y mi corazón bombeaba más fuerte de lo normal. Mierda.
Cerré el periódico mientras sentía que una gota fría descendía por mi frente. Intenté calmar mi respiración, no rascar el intermitente sarpullido de mi piel y verme calmada.
"Regresa El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado"
—¿Qué pasa? —preguntó Daiana.
Tomó el periódico.
Comenzó a pasar las páginas, una por una, hasta que llegó a la causante de mi cambio de tonalidad. Me miró con los ojos bien abiertos y le pasó el periódico a la rubia. Tan sencillamente, como que ambas se enteraran de algo, no era uno de mis mayores problemas del momento. Ariana era consciente de que parte de su familia pertenecía al reinado de Voldemort y Daiana tenía un padre Mortífago, pero nunca hablábamos sobre el tema.
Tarde o temprano tendría que contarles parte de mi historia.
—Por Merlín —dijo ella al leerlo.
—Harry... —susurré, preocupada.
Tragué saliva cuando dos cabelleras rojizas, se asomaron por la entrada, dándome un escalofrío en la columna.
