𝐈𝐗: 𝐌𝐮𝐞́𝐫𝐝𝐚𝐠𝐨

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El día había llegado

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El día había llegado...

Dentro de unas cuantas horas, todos estaríamos vestidos de gala para el tan aclamado, baile de invierno. Todos corrían de un lado a otro desesperadamente, preparándose desde horas tempranas.

—Si tu fotocopia te deja sola, está avisado que me quedaré contigo —dijo Blaise, haciéndose el galán. 

Se sentó a mi lado en la mesa de Slytherin.

—¿Celoso, Zabini? 

—¿Yo? ¿Sentir celos? Solo estoy molesto de que un Weasleytraidor de la sangre, baile contigo. Incluso, salga contigo,

Ignoré su comentario.

—¿Quién es la afortunada? —pregunté, apoyando la cabeza sobre mi brazo—. O afortunado...

Sonrió.

—Afortunada, gracias. Daphne Greengrass

—Es bonita, pero está en un grupo de malas hierbas —hice una mueca.

—¿Bonita? Es el deleite en persona —respondió él.

Le di un empujón.

—No todo gira alrededor de tu segunda cabeza, idiota —reí.

—No seas molesta —contestó—. ¿Cuánto te apuesto a que Granger va sola?

—Si no nos hubieran invitado, yo sería su cita —me burlé del odio que le tenía a Hermione.

—¿Así que... hubieran? —curioseo.

—La invitó alguien. Se quedarán impresionados al verla esta noche —mordí mi labio inferior, entusiasmada—, te quejas de ella porque te gusta. Estoy más que segura.

Lo molesté hasta que, por su mención, Hermione apareció buscándome.

—¿Quieres venir conmigo? Iré a prepararme antes —dejó ambas sus manos detrás de su espalda, aclarando su garganta por Blaise.

Asentí.

—Lo siento, Zabini, tengo que robar suspiros esta noche y eso no se logra a la primera —bromeé—. Vamos. 

Caminamos hasta las escaleras de las Mazmorras, donde me esperó antes de cruzarse con todos los semejantes idiotas de mi casa. Entré a la Sala Común y, entre todas las miradas, tres se dirigieron a mi habitación mientras buscaba el vestido. No estaba. Ninguna de mis cosas para el baile estaban allí. No había rastros de ellas. Mis cuadernos y los zapatos tampoco estaban ahí. 

Intentando mantener la calma, abrí los armarios de las demás, encontrando mi ropa en el de Astoria Greengrass. Las guardé en una mochila como pude, intentando no arruinar nada mientras apretaba mi mandíbula. Bajé las escaleras a paso firme y me quedé en la entrada, observándola con desprecio.

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora