💚 Primera parte de la bilogía |Draco Malfoy| 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼.
Creía que los miedos se proyectaban únicamente en los sueños... Pero, ¿quién pensaría que podrían hacerse realidad?
Desde pequeña mi madre y mi padre me rogaron que m...
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Acaudalado: Que tiene mucho dinero o muchos bienes.
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Lo que eran pequeñas gotas de sangre en mi dolorosa nariz, ahora era una jodida cascada. Ya no estaba tan aturdida, pero había valido totalmente la pena.
Ginny fue enviada a detención y, esta vez, se ganó un castigo en la cocina durante un mes entero. Cien puntos menos para Gryffindor. Además de que sus padres fueron notificados sobre el comportamiento de su hija, quizás parezca poco, pero la charla que va a tragarse en la Madriguera, será más que suficiente suficiente.
—Episkey.
Pomfrey acomodó mi nariz.
Ahogué un grito completamente doloroso, estaba peor de lo que imaginaba, pero el dolor que causó el hechizo, fue aún más crudo que el golpe. Madame se alejó para tomar algunos algodones y limpiar la sangre que recorría hasta mi labio inferior. Dejó caer algunas gotas de la poción antiséptica, la cual escocia y soltaba humo al hacer contacto con mis heridas.
Apreté las sábanas blancas, tragando el ardor mientras presionaba mis ojos con fuerza.
—Listo. La señorita Weasley... le había fracturado la nariz.
Dejó las cosas sobre su pequeña mesa metálica y me dio una mirada de complicidad.
—No me observé así, juro que no hice nada.
—No creo que haya hecho algo, Señorita Snape —Pomfrey reprimió una risa de sus labios.
—Pero su rostro dice lo contrario. Yo solo he besado a la persona que me gusta, eso es todo.
Le resté importancia al asunto.
—¿Ella siente algo por el estilo? Quizás esa sea la razón de su comportamiento —contestó desvendando las muñecas de Draco, quién aún no despertaba.
Se me estrujó el corazón.
—Las últimas semanas dejó a su novio, y tampoco sé de sus sentimientos.
Suspiré, jugando con mi túnica.
—Pensaba que usted salía con el Señor Malfoy —acomodó las sábanas de la camilla.
—No, él es mi mejor amigo.
Le di un vistazo a su rostro angelical. Que irónico que se comportara como Lucifer a veces.
—¿Qué ha sucedido para que la Señorita Weasley adopte este comportamiento? —Entró Mcgonagall, hablando con la profesora Hooch.
—¿Cómo se encuentra? —preguntó la de ojos dorados.
