𝐋𝐗: 𝐋𝐚𝐛𝐞𝐫𝐢𝐧𝐭𝐨𝐬

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Contiene escenas no aptas para todo el público

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Contiene escenas no aptas para todo el público.

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"Arriesgaría todo una y mil veces más, con el simple hecho de que no tuvieras que vivir todo esto".

Respiré frente al espejo. Mis manos empuñaron el final de mi vestido negro, porque estaba demasiado nerviosa como para no evitar hacerlo. El tono rojizo de mi cabello descansaba sobre mis hombros y el vestido se ajustaba a mi cintura, dejando que la otra mitad se acampanara con delicadeza. Las mangas negras llegaban hasta mis muñecas mientras mis hombros y clavícula, quedaban al descubierto.

Me di paso a una diminuta sonrisa, la cual se desvaneció al ver mis propios ojos delineados. Vacíos y decaídos.

Desabroché la tobillera de plata y jugué con ella sobre mis manos. Acaricié las letras grabadas en el metal. La calidez y frialdad, se mezclaban en ambas caras. Al sentirla, presioné los labios con tristeza y la dejé sobre el escritorio, junto al espejo.

—¿Querías verme? —preguntó Daiana al entrar. 

Bajó la vista y volvió a verme.

—Sí. —Me di la vuelta, jugando con el anillo en mi mano derecha—. Hablaré con Ariana luego, pero quería pedirte disculpas a ti también. No debí contestarles así y nada de lo que dije estuvo bien. Lo siento.

—También lo siento, sé que parecía estar del lado de Madge, pero no estaba de acuerdo con ninguna. Pansy se quedaría contigo mientras intentaba calmarla. Y entendemos por qué no estas con nosotros, no tienes que explicárselo a nadie. Ariana no debió decir todas esas cosas, estuvo terrible.

Sonreí, recibiendo un abrazo de su parte.

—Gracias.

Un vestido celeste se acomodó en su cintura, junto a dos líneas punteadas se curvaban desde su pecho hasta ella. Se veía preciosa. Se apartó, sonriendo de alivio.

—¿No te cansas del negro?

—Nunca —me giré para que nos reflejáramos en el cristal—. Te ves increíble.

Dejé mi mano en su hombro, tomó mi mano y me dio una vuelta.

—Tú también. Tu novio número uno, va a matarte con la mirada.

—Si tú lo dices... —me reí, imaginando que Draco era quien me invitaba a la cena de Slughorn, sin despegarme la vista de encima. Me lo imaginé con ese traje suyo que no podía evitar desviarme de su rostro.

Volví al espejo, observando el perfil de mi cuerpo. Y al sentirme algo incómoda, crucé ambos brazos sobre mi estómago.

—Te ves hermosa, sin importar cuales creas que son tus defectos.

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora