𝐗𝐋𝐕: 𝐋𝐚 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐚 𝐓𝐞𝐧𝐞𝐛𝐫𝐨𝐬𝐚

2.7K 202 67
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Tergeo —mascullé, aguantando el ardor en los innumerables cortes que el cristal había provocado.

Cerré mis ojos con fuerza.

Reparé el espejo y curé las heridas. Muchas desaparecieron y, las más profundas, dejaron cicatrices en mis brazos. El escozor de los cortes era lo suficientemente aguantable, como para solo murmurar quejidos. Algún que otro elixir en mi baúl, ayudó a sanar las que quizás no había encontrado. Dejé el arma blanca en su caja y la guardé en mi baúl. Limpié las gotas de sangre que se desbordaron en el suelo alfombrado y mi ropa.

Me quedé recostada sobre los tabiques de la cama, calmándome luego de tanto caos.

Dejé caer mi cabeza sobre mis brazos y rodillas, intentando procesar lo impulsiva que estaba siendo. La desesperación estaba manejando mis acciones y me hacía sentir ridícula. En cuanto la hora se acercaba, tomé un baño y vestí formalmente.

Terminé de secar mi cabello, autoconvenciéndome de que todo iría bien y acabaría pronto.

Me senté junto a las ventanas de mi habitación, mirando específicamente a la casa de enfrente. Detectando esa energía llameante hacia mí, la ventana del primer piso, fue cerrada rápidamente. No sería nada nuevo que mi padre se hubiera encargado de que no tuviera contacto con ellos.

Luego de respirar la brisa que terminaba de secar mi cabello, cerré las ventanas, guardé la varita en la cintura de mi vestido negro y salí de la habitación. 

—Espero que estés de mejor humor.

La voz profunda de Severus se pronunció en cuanto cerré la puerta.

—No debí hablarte así —mentí—, lo siento —me disculpé con un tono suave, arrepentido y angustiado. Levantó la vista, asintió y dejó su libro sobre la pequeña mesa junto al sofá—. ¿Armelin está bien? No la he visto.

Observé la pequeña biblioteca junto a la chimenea.

—Se quedará en la casa Black fue todo lo que contestó.

Cerré mis ojos con fastidio, sin que me viera.

Recorrí el dorso de los libros con mis dedos, apreciando cada uno de los espacios. Mi vista recayó en uno de ellos, en el cuero celeste desgastado por los años. Tomé el libro entre mis manos y dejé caer las páginas como una baraja de cartas.

En la última página amarillenta, se encontraba una perfecta caligrafía grabada en ella.

Retrocedí algunas páginas, disimulando la frase que había encontrado. Luego de descifrarla, avancé las hojas para volver a las primeras, repitiendo el análisis con algún otro.

"Ella sabrá lo que carga en sus manos, la guerra aún no ha terminado"

Click. Escuché un click en mi cabeza.

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora