𝐋𝐗𝐗𝐕: 𝐎𝐣𝐨𝐬 𝐆𝐫𝐢𝐬𝐞𝐬

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—Tienen hasta la próxima clase para realizar una breve descripción de todos los temas vistos a lo largo del curso. Luego se tomará el examen. Pueden retirarse —señaló mi padre luego de anotar las fechas en la pizarra.

Habían pasado varios días desde la "pelea mágica" entre Draco y Harry. Algunos rumores circulaban por el castillo, diciendo que se trataba de un triángulo amoroso entre nosotros. 

Fantástico. 

No he vuelto a hablar con Draco desde hace días, y tampoco tenía muchas ganas de hacerlo. Ahora, su pasatiempo favorito era perseguirme con la mirada. Mi piel quemaba cada vez que lo hacía. Me escaneaba como si fuera una anomalía, revisando en doble filo, si tendría algo para ponerlo celoso o no.

Suspiré, guardando mis cosas junto a Daiana. Todos comenzaron a levantarse mientras llevaba la mochila a mi hombro. El de lentes y los demás no me habían dirigido la palabra hasta el momento, lo cual era positivo, quizás.

—Quédese en su asiento, Señorita Snape —me señaló en cuanto estaba por alejarme de él.

—Suerte, nos vemos en el Comedor —se despidió la morena. 

Harry, Ron y Hermione compartieron miradas antes de irse. 

—¿Bien? —pregunté, justo cuando el salón había quedado vacío. 

Severus cerró las puertas.

—Hoy es cinco —aclaró su garganta—. ¿Sabes qué harás?

Mis uñas repicaban sobre la mesa.

—Me presentaré con las manos vacías —levanté la vista hacia él.

—Voy a ver en qué puedo colaborar para que salgas ilesa de esto, pero habrá consecuencias.

—Me lo han dicho desde el útero, básicamente —continué con mi máscara de frialdad—. Él sabe que no puedo hacerlo. Está haciendo exactamente lo mismo que con mamá. Quiere el amuleto y va a torturarme por algo que no tengo.

Se levantó de su asiento.

—La reliquia desapareció con ella, pero te necesita de pie. No des pasos en falso. 

—¿Qué hay con Draco?

—Lo hará estos días. Será mejor que empaques tus cosas porque tendrás que irte, lo acompañarás. —Bajé la vista, analizando la situación—. ¿Algo que necesites comentarme?

Le dio una mirada a mi pierna, a la que no le había prestado atención mientras subía y bajaba.

—¿Dumbledore te comentó de las visiones?

—Si.

—La última fue en Malfoy Manor, pero no fue un sueño. Me desperté en un campo cubierto de nieve y no había nadie allí, solo yo. Tenía el cabello largo, el vestido hecho pedazos y cortes por todos lados. Escuché a mamá varias veces. —Su mirada fue diferente esta vez—. Ayer se cumplió la primera, pero fue diferente. Como si algo hubiera cambiado en la línea temporal.

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora