𝐋𝐕𝐈: "𝐋𝐚 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐀𝐥𝐦𝐚𝐬 𝐃𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬"

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"Soñamos con tener una casa en un campo, como a ti te gustaba

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"Soñamos con tener una casa en un campo, como a ti te gustaba. Nos quedaríamos frente al lago durante horas, disfrutando de las estrellas y la luz de la luna".

Apreté mis puños mientras Bellatrix pateaba los platos y copas sobre la mesa del Gran Comedor. El sonido del cristal partiéndose, se repetía constantemente en mis oídos. Apuntó su varita y gritó con orgullo mientras las ventanas se quebraban y los pequeños fragmentos chocaban contra las velas, ahora apagadas.

Salí junto a mí padre, llevando a Draco de la mano. Se veía serio, pero destrozado a la vez. No despegaba su vista del suelo mientras salíamos del castillo a toda prisa.

Los Mortífagos nos seguían por el camino de salida, atravesando el Bosque Prohibido de por medio. Acaricié su palma helada con mi pulgar. Me entregó una mirada vacía, absorto en sus pensamientos.

—¡Hagrid! ¡¿Hola?! —gritó Bella con su voz chillona.

Su cabaña descansaba en la oscuridad del cielo estrellado.

—¡Snape! Él confió en ti —gritó una voz que me dejó helada, proveniente de los árboles del bosque.

El calor en mi espalda me estremeció cuando Bellatrix quemó la cabaña mientras saltaba de alegría. Solté un jadeo al igual que Draco.

Esto estaba yendo muy lejos.

—¡Y tú, Chiara, eres un asco! ¡Usando a las personas a tu antojo! —gritó Harry mientras se acercaba.

—Sigan —ordenó mi padre, pero mis piernas no se movían en aquel momento.

—Tenemos que irnos —exigió Thomas.

Abrí mi boca y me di la vuelta hacia Harry.

—¡Incarcero! —exclamó el de lentes, pero mi padre detuvo el hechizo.

—Chiara —Draco tironeó de mi brazo, agitando la cabeza, asentí en un jadeo y nos unimos a los Mortífagos para continuar con nuestro camino.

—¡Contraataca! ¡Cobarde, contraataca! —vociferó por lo lejos—. ¡Tú y tu hija son unos cobardes!

Exhalé temblorosa mientras avanzábamos. El grito de Harry y las risas de Bellatrix fueron lo último que oí antes de que Draco hiciera una aparición.

—¡Harry! —exclamé mientras mi corazón se aceleraba y respiraba profundamente.

Pasé una mano por mi rostro al darme cuenta de que había sido otra pesadilla.

 Acomodé mi cabello mientras recuperaba el aliento, mirando los cristales que reflejaban el Lago Negro. Descansé mi cabeza sobre el respaldo de la cama. Indagué por los recuerdos de aquellas pesadillas tan reales que solía tener en mitad de la noche. La última que tuve, de este fulgor, fue antes de saber sobre el mandado de Draco.

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora