💚 Primera parte de la bilogía |Draco Malfoy| 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼.
Creía que los miedos se proyectaban únicamente en los sueños... Pero, ¿quién pensaría que podrían hacerse realidad?
Desde pequeña mi madre y mi padre me rogaron que m...
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Entre mi propia miseria, me encontraba en el Gran Comedor junto a los demás.
Fred no aparecía por ningún lado desde la catástrofe amorosa de anoche. Ningún miembro de su familia me habló o dirigió la mirada desde entonces. La verdad es que nadie prefirió entrometerse, y, en parte, era genial, porque no estaba de humor para escuchar algo sobre el tema.
Anoche no pude dormir. Mis ojos eran acompañados por las lunas debajo de ellos. Me sentía demasiado frágil. Tonta y frágil. Y no podía odiar más esa sensación.
Pero en algún punto, estaba acostumbrada a sentirme así.
Entre las miradas chismosas y los murmullos atroces, repletos de nombres poco ingeniosos por los que llamarme, Fred hizo presencia en las enormes puertas del Comedor. Mi mirada se posicionó en él, analizando su actitud o sus facciones decepcionadas.
¿Qué hice yo para que me mirara de esa forma?
Blaise, tomando asiento a mi lado, llamó mi atención.
—Come algo —insistió en un susurro.
—No estoy...
—No creas que no sé lo que haces, no funcionará —Fred pasó junto a la mesa, murmurando hacia mí.
Mis ojos se cristalizaron, pero mis facciones serias no desaparecieron.
—Cuida tu boca, Weasley —escupió Draco, asqueado de ver su mera presencia.
Fred sonrió amargamente.
—Veo que ya encontraste mi reemplazo. —Su actitud fue tan fría que me quedé en mi lugar, sin hacer absolutamente nada.
Solté el tenedor, dejando que hiciera un ruido escandaloso.
—¿Qué demonios te sucede? —pregunté, bajando la voz, aunque todo el Comedor estaba en silencio.
—No simules que no tienes idea de lo que hiciste.
—Déjalo ser un idiota —Draco dejó una mano en mi espalda, guiándome hacia la salida, junto Blaise.
...
Había pasado un mes desde mi ruptura con Fred, y él hacía notar su dolor cada vez que compartíamos la misma habitación, la misma sala, o, incluso, si ni siquiera estaba mirándolo. Las cosas habían quedado exageradamente tensas a nuestro alrededor y yo seguía sin saber qué fue lo que lo causó.
A diferencia de ello, mi relación con Draco había avanzado. No había tenido ni la más mínima intención de que así fuera, pero podíamos compartir el mismo espacio, incluso, intercambiar una conversación civilizada. Se sentía extraño, pero prefería que las cosas estuvieran bien a estar discutiendo todo el maldito día.
