"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼

𝐋𝐗𝐗: 𝐄𝐥 𝐓𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐂𝐨𝐫𝐫𝐞

Aporta contenido sensible y no apto para todo el público.

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—Ey, ¿qué sucede? —preguntó adormilado. 

Se incorporó sobre el respaldo de la cama y dejó su mano sobre mi hombro.

—No puedo dormir —aparté mi cabello—. Las pesadillas no me dejan en paz.

—Te comprendo, también he tenido demasiadas —susurró.

Acarició mi cabello con delicadeza, jugando con el color rojizo.

—Estoy cansada, Draco. No puedo con esto —negué—. No puedo respirar por la ansiedad y tampoco puedo pegar el ojo. Quiero irme, no quiero seguir fingiendo —respiré profundo, aguantando un sollozo—. ¿Y si pierdo a las personas que amo por toda esta mierda? ¿Y si Pansy, Blaise o Theo mueren por culpa mía? ¿Qué voy a hacer si les sucede lo mismo que a mi madre? ¿Si mueren delate de mí, rodeados por Mortífagos que sonríen como si fuera un maldito festín? Incluso me aterra perder a mi padre, que no ha sido el mejor estos últimos diez años. —Desabroché la tobillera de plata, deslizando mis dedos por el grabado de su nombre—. ¿Qué demonios haré si te pierdo a ti? —Sentí su mirada ahogada, sentí la manera en la que mis palabras le dolían o el miedo a que lo dejara en ese mismo instante. 

Tenía miedo de que lo abandonara.

—Eso no va a suceder —Mintió, atrapando mi mano entre la suya. La misma que tenía el brazalete con mi nombre—. Estaremos bien.

Lo observé, presionando mis labios con ironía. Tenía una sonrisa tonta en el rostro, luchando entre el sueño y la realidad.

—Tú y tus tontas palabras de aliento.

—Ven —negó, manteniendo su brazo extendido para que descansara mi cabeza sobre su pecho.

Respiré profundo, inhalando su perfume. El compás de su corazón, calmó al mío. Deslicé los dedos por su camiseta, haciendo el esfuerzo de abandonar el miedo en mi pecho.

—Mi mente aun no asimila que una persona sea capaz de hacerme sentir tanto.

—Nunca creí que alguien pudiera empeñarse tanto conmigo —rio—. Tampoco imaginé alguna vez que sentiría tanto por alguien. Que acelerara los latidos de mi corazón a cada segundo y me hiciera sonreír por cualquier estupidez —tomó mi mano entre la suya. Mi mandíbula tembló ante sus palabras—. Tampoco creí que fuera real. He visto a mis padres discutir y ser disfuncionales desde siempre. Vi eso del amor como algo ajeno y poco realista... aunque siempre supe que serías tú. Que tú serías algo en mí. Nunca entendí qué exactamente. Y no hubiera imaginado que perdería la cabeza por alguien, que arriesgaría todo, que me abriría realmente y fuera capaz de cambiar. Y lo hice por ti, porque... eres... —Jugó con mis manos mientras respiraba como si el aire se escapara de sus pulmones. Como si se ahogara por mostrar la vulnerabilidad de su corazón. Giró el anillo sobre mi dedo, haciendo énfasis en él mientras me miraba a los ojos—. Porque eres todo para mí. Mi mundo entero.