💚 Primera parte de la bilogía |Draco Malfoy| 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼.
Creía que los miedos se proyectaban únicamente en los sueños... Pero, ¿quién pensaría que podrían hacerse realidad?
Desde pequeña mi madre y mi padre me rogaron que m...
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Recomiendo leer este capítulo escuchando "Arcade" de Duncan Laurence.
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Jadeé ante las voces que estallaban dentro de mi cabeza. Oía gritos, súplicas y la palabra "asesina" una y otra vez, torturándome.
Mi corazón latió demasiado fuerte cuando me incorporé, con lágrimas en los ojos y ambas manos cubriendo mis oídos. No podía eliminar el miedo que sentía. El pánico que sintieron mis músculos desgastados.
—¿Chiara...? —murmuró en duda, con la voz ronca por el sueño—. ¿Estás bien?
Como no contesté, frotó sus ojos y se incorporó a mi lado. Apartó las lágrimas de mis mejillas, despertándose al instante por el susto.
»¿Qué sucedió? ¿Qué pasa?
Rompí en llanto, llevando una mano a mi pecho. No podía contenerlas, no podía eliminar la ráfaga de terror que no me permitía dormir por las noches.
Sus brazos me rodearon, conteniéndome. Lo oí sisear, acariciándome la espalda. Su corazón estaba tan acelerado como el mío. Me mantuvo cerca, no me dejó ir. Volví a sollozar, dejando que mi pecho drenara el sueño. Mis lágrimas caían hasta la tela de las sábanas, empapándolas. No me separé de él hasta poder respirar temblorosamente y dejar de llorar, con los ojos hinchados y ardientes.
—¿Fue una pesadilla?
Asentí en silencio, apartándome despacio. Su pulgar apartó la secuela de lágrimas en mi rostro.
—Las tengo todas las noches, sin falta.
Presionó sus labios, observándome a los ojos con pesar.
—También las tengo. ¿No puedes dormir, cierto?
Negué, apartando la mirada.
—Estoy cansada de ellas, ya no quiero oírlas. Ya no quiero oír sus malditas voces gritándome lo que soy.
Frunció el ceño.
—¿Que eres qué?
—Una asesina.
Se acercó a dejar un beso sobre mi cabeza, sosteniendo mi rostro ardiente.
—Mírame a los ojos —pidió, como si alguna vez pudiera dejar de hacerlo—, no lo eres. No eres lo que te dicen, ¿oíste? Todo estará bien —asintió, más para sí mismo que para demostrármelo a mí—. Quién-tú-sabes está jugando contigo, está intentando derrotarte.
